A diario escuchamos que los ingresos fiscales de los gobiernos de Occidente son insuficientes. Una y otra vez se plantea la necesidad de subir los impuestos para solventar la supuesta falta de financiación de los servicios que prestan las Administraciones Públicas. Sin embargo, la última edición del informe de recaudación de la OCDE contradice este relato tan extendido en la esfera política, económica y mediática.
Según explica la OCDE, "los datos de recaudación definitivos para el año 2017 confirman que la presión fiscal, cociente que divide la recaudación tributaria entre la producción económica total de cada país, ha alcanzado el nivel más alto de toda la serie histórica, que arranca en 1965 y abarca a las principales economías de Occidente".
Así, "tras la caída en la recaudación de los años 2008 y 2009, se ha constatado una recuperación progresiva, de modo que la presión fiscal media de los países de la OCDE alcanza ahora el 34,2% del PIB, por encima del 33,7% alcanzado en el informe anual de 2015 o el 34% registrado durante el año 2016".
Los niveles más elevados de recaudación se observan en nuestra vecina Francia, donde el peso de los ingresos fiscales sobre el PIB alcanza el 46,2%. Dinamarca ha dejado de ser el primer clasificado de la tabla, tras ocupar dicho puesto en todos los informes del periodo comprendido entre 2002 y 2016. En el extremo opuesto figura México, con una recaudación que solo alcanza el 16,2% del PIB.
Las principales subidas de la recaudación se dieron en Israel y Estados Unidos, con aumentos equivalentes al 1,4% y al 1,3%. En el caso del país norteamericano, los técnicos de la OCDE apuntan que el aumento de los ingresos estuvo muy vinculado a la repatriación masiva de beneficios obtenidos en el extranjero, en línea con la reforma tributaria que impulsó Donald Trump y que redujo significativamente el recargo impositivo abonado por dichas operaciones.
Por el contrario, los países donde se produjo un mayor descenso en la recaudación fueron Islandia y Hungría. El caso islandés refleja el impacto de la rebaja impositiva aprobada una vez se han concluido los programas de estabilización financiera que exigieron un fuerte aumento de la recaudación. En Hungría, el descenso equivale al 1,5% y se explica por el fuerte descenso de los impuestos aprobado por el gobierno de Víctor Orbán (flat tax del 15% en IRPF y del 9% en Sociedades).