La decisión del Gobierno británico de suspender durante cinco semanas el Parlamento disparó este miércoles la volatilidad de la libra esterlina, que se desplomó poco después del anuncio, aunque recuperó después algo de terreno. Y es que, la suspensión del Parlamento a partir de la segunda semana de septiembre complica las opciones de que los diputados puedan frenar un eventual "brexit" sin acuerdo.
El primer ministro, Boris Johnson, asegura que está dispuesto a romper los lazos con la Unión Europea (UE) el 31 de octubre, con o sin acuerdo. Instituciones y expertos han alertado de que ese escenario supondría un duro golpe para la economía del Reino Unido, que podría entrar en recesión, pero también para el conjunto de la UE y, por tanto, también para España.
Un "brexit" no negociado dejaría en el aire el acceso de las firmas de servicios financieros con sede en el Reino Unido al mercado único comunitario, rompería los lazos comerciales entre ambas partes, con el consiguiente rearme arancelario, y generaría una gran incertidumbre con respecto a la situación legal de los residentes europeos en Reino Unido y de los británicos en Europa.
El consejero delegado del Bundesbank, Burkhard Balz, por ejemplo, ha afirmado esta semana que "un Brexit sin acuerdo sería dañino" y "crearía perdedores en ambos lados de la mesa de negociaciones", además de asegurar que una salida desordenada de Reino Unido del mercado único es "un factor de riesgo muy importante" para Europa. Aunque ha reconocido que "hasta ahora" se ha conseguido evitar un Brexit sin acuerdo, ha apuntado que el Banco de Inglaterra cree que hay "riesgo de recesión severa" si así fuera, ya que el PIB podría llegar a bajar un 8%.
La peor parte se la llevaría, posiblemente, Reino Unido, pero "un Brexit desordenado no dejaría indemne al resto de la economía europea", dado que la salida "va a costar mucho dinero" y sus efectos "se van a notar en Europa". En el caso concreto de España, la patronal CEOE recuerda que el 4,06% de las importaciones españolas son bienes y servicios producidos en Reino Unido. Esto significa que 11.443 millones de nuestro consumo anual dependen del mercado británico, una cifra similar a la que maneja Países Bajos, aunque inferior a la cuota de importaciones de Italia (7%), Francia (12%) o Alemania (14%).
Más peso tienen nuestras exportaciones de bienes y servicios al mercado británico, puesto que representan el 7,2% de las ventas españolas al extranjero, para un total de 18.950 millones de euros., frente a las cuotas de Italia (8%), Alemania (9%), Portugal (10%) o Francia (11%). Se estima que la amenaza arancelaria, de materializarse, afectaría a alrededor del 20% de las exportaciones españolas a Reino Unido, que rondan los 18.000 millones de euros al año.
Además, para el turismo, el Brexit supone un cierto riesgo. En 2018 ya se constató un enfriamiento en la llegada de viajeros británicos a algunos de sus destinos tradicionales, como por ejemplo Benidorm, donde el descenso fue cercano a 10%. Uno de cada cinco turistas que llegan a España viene de Reino Unido. Solo el año pasado los turistas británicos dejaron en España más de 18.000 millones de euros.
Todo ello, como es lógico, afectaría al PIB y al empleo. La economía española podría perder el 1% de su PIB en el peor escenario, según las estimaciones de Goldman Sachs, al tiempo que se destruirían más de 70.000 puestos de trabajo, según un estudio de la Universidad Católica de Leuven.
En cuanto a los residentes, el Gobierno británico prometió a los europeos respetar sus derechos de residencia, creando para ello un registro de personas con "estatus de asentado" en el país, pero eso no impide que dichos ciudadanos observen su futuro con preocupación ante una separación que, de producirse de forma brusca, podría tener efectos impredecibles. Unos 130.000 españoles habitan en las islas británicas. También es importante ver qué ocurre con los británicos residentes en España, unos 240.000. Con el 'brexit' dirán adiós a la libre circulación por Europa y necesitarán un visado o pasaporte para venir a España.