Aunque Jair Bolsonaro lleva apenas ocho meses al frente del Gobierno de Brasil, su agenda económica avanza a buen ritmo. Desde un primer momento, el militar metido a político anunció que una de sus prioridades sería reducir el tamaño del Estado a través de un programa de privatización pilotado por un Secretario de Estado especialista en este tipo de operaciones.
El hombre fuerte de Bolsonaro es Salim Mattar. Su área de gobierno es la División de Privatizaciones, Desinversiones y Mercados. Y, de momento, el plan marcha viento en popa, puesto que en la primera mitad de 2019 se han cerrado operaciones de venta de activos públicos por un monto superior a los 20.000 millones de dólares.
En palabras de Mattar, "nos hemos remangado la camisa desde el primer día. Nuestro objetivo es que Brasil vuelva a funcionar y queremos lograrlo consolidando una sociedad abierta que abre nuevos caminos de prosperidad. En este sentido, es importante vender activos y así reducir el tamaño del Estado y la carga que supone la deuda pública".
Preguntado por los medios de comunicación de su país, Mattar ha lamentado que "Brasil es un país rico con una población pobre. En el pasado, el Estado estuvo al servicio de los ciudadanos y nuestra economía prosperó. Hoy en día ocurre al revés, el ciudadano está al servicio del Estado. Eso no puede seguir así y nos hemos propuesto cambiarlo".
Las principales operaciones
Entre las principales medidas de privatización que ha desarrollado el gobierno de Bolsonaro se encuentran las siguientes operaciones:
- Venta de activos de la petrolera estatal Petrobras. La operación, valorada en 12.300 millones de dólares, incluyó una refinería con sede en Texas y una cadena de gasolineras en Paraguay.
- Desinversión en empresas privadas. En total, se han liquidado acciones de compañías privadas valoradas en 4.900 millones de dólares.
- Privatización de la gestión de aeropuertos, ferrocarriles y puertos. El plan de entrada de empresas en el manejo de infraestructuras públicas ha generado 1.900 millones de dólares.
Bolsonaro declaró en marzo que "el nuevo Brasil enfoca la privatización como una medida anti-corrupción que, además, genera rentas y empleo para la población". El presidente declaró que, "tal y como se anunció en campaña, nuestra meta es que todo lo que pueda ser manejado por la empresa se quede en manos de la empresa, en vez de ser controlado por el Estado".