En el contexto económico nacional e internacional, cada dato que aparece no contribuye a mejorar el escenario, sino que confirma, cada uno con mayor rotundidad y profundidad, la desaceleración cada vez más evidente y cada vez más profunda por la que pasa la economía.
No sólo nos encontramos con una ralentización que se consolida, sino que parece avanzar de manera clara hacia una caída de la economía. Quizás sea pronto para saber si se materializará en una crisis de importantes dimensiones, pero sí que hay una certeza, que la economía se ralentiza y en algunos lugares se contrae, y que hay muchos, muchísimos elementos que acechan con peligro a la actividad económica y que, simplemente, uno de ellos, si estalla fuertemente, puede desencadenar una grave crisis económica.
De esta manera, podemos repasar este conjunto de datos y circunstancias alarmantes, algunos de los cuales los recogía recientemente Libre Mercado. Ese conjunto de datos dibujan un escenario económico internacional (y, por su impacto en cada economía, también nacional) muy incierto y altamente preocupante. Podríamos, por tanto, estar en el umbral de una crisis que podría desatarse con fuerza si empeora, como digo, alguno de estos temas señalados, porque arrastraría al resto de elementos por el miedo y desconfianza que generaría:
- El PIB de Alemania se contrae, al igual que el del Reino Unido, y muestra la debilidad económica de Francia, la eurozona y la UE. El BCE no tiene casi margen de maniobra y entrar en tipos negativos será muy arriesgado. La banca, por otra parte, sigue con grandes incertidumbres, con el negocio constreñido. De hecho, Alemania, que es la principal economía europea, en los últimos doce meses ha contado con dos trimestres negativos, aunque no consecutivos. No obstante, la ralentización de su actividad económica, especialmente de su sector exportador, hace pensar que podría entrar técnicamente en recesión en el corto plazo.
- En España, pese a registrar todavía un mayor crecimiento que el de la media de la eurozona, la ralentización de la economía va más rápida que en el resto de países: los datos de la industria, tanto en cifra de negocios como en entrada de pedidos, son muy preocupantes, ya que muestran el empeoramiento de las expectativas, y el parón está empezando a trasladarse al empleo (punto débil de España), con los peores registros desde la crisis de paro registrado, afiliación y EPA. La caída de la productividad y de la contratación indefinida no augura nada bueno
- China empieza a sufrir los efectos de la guerra comercial, con el peor dato industrial en 17 años. El volumen que tiene su economía impacta mucho en el conjunto internacional.
- La economía estadounidense también cuenta con la desconfianza de los mercados, que se refleja en que la curva de tipos se invierte (se paga más por la deuda a corto y medio plazo que a largo plazo, lo cual quiere decir que el mercado considera más arriesgado el momento actual que el de dentro de 10 años, al revés de lo que sucede en un entorno normal).
- Esa curva invertida de tipos también se da en el Reino Unido, debido a la incertidumbre de un Brexit duro, abrupto y sin acuerdo. Su economía se contrae. El Brexit afectará también a la economía del resto de la UE.
- El probable regreso del peronismo a Argentina ha desatado el pánico, con caída de un 30% de la bolsa argentina, depreciación de su moneda casi otro 30% y miedo de los ahorradores a que pudiese darse otro corralito (si gana el peronismo y pierden el préstamo del FMI esa opción podría tener más probabilidades).
- Crisis con Irán. Puede afectar a los precios del petróleo y hacerlos subir, con el coste añadido que supone y la pérdida de competitividad, elevada en el caso de España, tan dependiente en materia energética.
- Populismo creciente y desgobierno en Italia, tercera economía de la eurozona, que añade un elemento de perturbación en la economía.
- Desconfianza en los mercados bursátiles, con los principales índices de Europa y EEUU en una espiral bajista ya muy pronunciada y sostenida. El Ibex 35 lleva muchas jornadas en negativo, peleándose para no perder el nivel de los 8.500 puntos, tras acumular elevadas pérdidas en apenas mes y medio: si ahora se mueve en los 8.500 puntos mencionados, el 4 de julio cotizaba en los 9.401 puntos. Es decir, casi 1.000 puntos menos en ese corto plazo de tiempo.
- Parálisis y ausencia de reformas en España, perjudicial para nuestra economía, que no se está preparando para minimizar los riesgos de una nueva crisis. Es difícil que España vaya a poder cumplir con los objetivos de estabilidad, especialmente las Comunidades Autónoma, que, además, si exceden el déficit y sin la actualización de las entregas a cuenta por la ausencia de Presupuestos Generales del Estado, van a empezar a tener problemas de tesorería, con los retrasos en el pago a proveedores que ello puede provocar, que tendría un impacto muy negativo en la economía y el empleo. La presión, además, de las pensiones (por próxima jubilación durante más de década y media de la parte más importante del baby boom), complica el escenario de las cuentas públicas a nivel nacional.
Por tanto, o se van adoptando reformas de manera urgente o, como se desencadene con fuerza alguno de los elementos anteriores (especialmente, los internacionales), podemos encontrarnos en una situación muy complicada de nuevo. El horizonte económico es preocupante, muy complicado y altamente peligroso, y negarlo y no tomar medidas que permitan estar mejor preparados ante esos riesgos sólo agravará la situación.