EEUU ha registrado ciertas señales de debilidad económica en los últimos meses, hasta el punto de avanzar una posible recesión a medio plazo debido, sobre todo, al impacto negativo que está teniendo la pugna comercial con China, tal y como avanzó Libre Mercado el pasado junio. Sin embargo, estas incipientes alertas se han intensificado en los últimos días.
Y este miércoles es cuando han saltado todas las alarmas después de que la curva de rendimientos entre la deuda de EEUU a dos y diez años se invirtiera, disparando con ello el pánico entre los inversores.
Y es que este indicador ha adelantado las últimas siete recesiones surgidas en EEUU y hasta un total de nueve de las últimas doce. Es la primera vez que sucede desde mayo de 2007, poco antes de que estallara la famosa crisis subprime en EEUU. De hecho, en las últimas cinco décadas la curva invertida ha sido la espita que ha precedido a una recesión en la primera potencia mundial.
Dado su elevado nivel predictivo, no es de extrañar, por tanto, que los mercados reaccionaran con miedo, tiñendo así de rojo las principales bolsas mundiales, empezando por Wall Street. El selectivo S&P 500 retrocedió un 2,93%, el índice Nasdaq, en el que cotizan las grandes tecnológicas, se dejó un 3,02%, mientras que el Dow Jones cayó un 3,05%. El sector financiero fue uno de los más perjudicados (-3,57%), arrastrado por grandes grupos bancarios como Citigroup (-5,28%), Bank of America (-4,69%), JPMorgan (-4,17%), Goldman Sachs (-4,20%) o Wells Fargo (-4,33%). Los números rojos se acabaron extendiendo, igualmente, a Europa y Asia.
La curva invertida es una anomalía, ya que, por norma, la deuda a largo plazo es más arriesgada que la de corto plazo, sobre todo por la inflación, exigiendo con ello una mayor rentabilidad o tipo de interés. Cuando la rentabilidad del bono a corto supera al largo es un síntoma inequívoco de tensión financiera y alta incertidumbre entre los agentes económicos. El economista Juan Ramón Rallo explica las razones últimas del repunte de los tipos de interés a corto plazo -los beneficios esperados por los empresarios son inferiores a los previstos, lo cual se traduce en un fuerte aumento de la refinanciación a corto plazo para hacer frente a las deudas adquiridas a largo-.
Lo que revela este indicador, en última instancia, es que los inversores ya descuentan una contracción económica a corto plazo. Rabobank, por ejemplo, considera que la probabilidad de que EEUU entre en recesión en 2020 supera ya el 80%.
Pese a ello, es difícil anticipar con precisión dicho escenario, ya que la entrada en recesión tras la inversión de la curva ha oscilado entre tres meses y hasta dos años en las ocasiones previas. El patrón típico tras una curva invertida es que el S&P 500 alcanza, de media, su valor máximo siete meses después, mientras que la temida contracción del PIB sucede en los seis o siete meses posteriores a dicho pico, con lo que dicho escenario se produciría a un año vista.
Como consecuencia, la curva invertida también anticipa nuevas rebajas en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (FED) para tratar de reactivar la actividad económica. Por el momento, el presidente estadounidense, Donald Trump, aprovechó la curva invertida para arremeter de nuevo contra la FED, hasta el punto de llamar "despistado" a su presidente, Jerome Powell. "Nuestro problema es con la FED. Subieron (los tipos de interés) demasiado y demasiado rápido. Ahora demasiado lento para bajarlos; otros países se lo están agradeciendo al despistado Jay Powell y la FED", criticó Trump en su cuenta de Twitter.
..Spread is way too much as other countries say THANK YOU to clueless Jay Powell and the Federal Reserve. Germany, and many others, are playing the game! CRAZY INVERTED YIELD CURVE! We should easily be reaping big Rewards & Gains, but the Fed is holding us back. We will Win!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 14, 2019
La FED ha rebajado recientemente los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta el rango de entre 2% y el 2,25%, siendo éste el primer recorte en más de una década, ya que el anterior se produjo justo después de la aguda crisis financiera de finales de 2008. Pero para Trump no es suficiente. La próxima reunión de política monetaria será el 17 y 18 de septiembre y en ella se darán a conocer las nuevas previsiones de crecimiento e inflación para EEUU.