La convulsión continúa. La victoria electoral que obtuvo el peronismo en las primarias del pasado domingo se tradujo un auténtico lunes negro a nivel financiero, después de que la bolsa de Buenos Aires registrara la mayor caída de su historia, al tiempo que el peso y el precio de los bonos descendieran a plomo. Este hundimiento es fiel reflejo del pánico que viven los mercados ante la elevada probabilidad de que Argentina quiebre y restaure el cepo cambiario en caso de que los peronistas se hagan con el poder en los comicios presidenciales del próximo octubre.
Y una de las mayores pruebas de la desconfianza de los inversores es el terremoto que esta experimentando el mercado de deuda pública. La prima de riesgo argentina superó los 1.600 puntos básicos el martes, el doble que en la jornada previa y la cifra más alta de los últimos diez años.
Asimismo, el coste de asegurar deuda pública argentina a cinco años a través de seguros de impago (CDS, por sus siglas en inglés) ya supera a los bonos de Zambia y tan sólo se queda por detrás de Venezuela. De este modo, los inversores consideran que Argentina es el segundo Estado menos fiable del mundo, dentro del grupo de países que cotizan en el mercado de crédito internacional, según los datos recopilados por Bloomberg. Este indicador otorga a Argentina una probabilidad de quiebra próxima al 80%.
Elecciones en octubre
El oficialismo que encabeza el presidente, Mauricio Macri, sufrió una contundente derrota por más de 10 puntos frente al candidato peronista Alberto Fernández, cuya compañera de fórmula es la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Tras los resultados de los comicios, los inversores sacaron sus propias cuentas: Macri, el candidato "pro mercado", tiene un panorama adverso de cara a las elecciones presidenciales del 27 de octubre. Con una probable victoria del peronista Alberto Fernández, que durante la campaña criticó la especulación financiera, la reacción de los inversores fue desde la víspera de pánico y abandono de posiciones en activos argentinos.
Macri, que obtuvo el 32% de los votos en las primarias del domingo, ha prometido tomar medidas económicas orientadas a la clase media, pero en lo que se refiere a la reacción de los mercados ha optado por señalar a la oposición como responsable. A su juicio, la opción que representa Fernández, que obtuvo el 47% de los votos, representa un kirchnerismo, en el poder entre 2003 y 2015, que no genera confianza en los mercados.
Fernández, por su parte, rechazó la acusación de Macri. "Él, en vez de decirle al mercado que no está en riesgo la economía porque los que vienen es gente sensata, le dice que somos una banda de locos. El único responsable de lo que pasa en Argentina se llama Mauricio Macri", aseveró el candidato. Asimismo, aseguró que no planea un "economía cerrada" y con "cepo" y recordó que, de hecho, criticó las restricciones cambiarias y comerciales impuestas durante el Gobierno de Cristina Fernández. Además, dijo que le gustaría contar con Roberto Lavagna, quien resultó tercero en las primarias del domingo y que desempeñó como ministro de Economía tras la crisis de 2001, con una gestión que logró reactivar la economía.
Pero la confianza que generan sus palabras es nula, al menos hasta el momento. Para Gabriel Torres, directivo de la calificadora de Moody's en Argentina, el triunfo de Fernández genera "mayores incógnitas sobre el rumbo que pudieran tomar las políticas económicas" después de las elecciones del 27 de octubre "y sobre su posible impacto en el perfil crediticio de Argentina". Ante este escenario de creciente incertidumbre y volatilidad financiera, Moody's resolvió cambiar de "estable" a "negativa" la perspectiva de calificación B2 de la deuda argentina.