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José María Rotellar

Cuatro registros y tres períodos que confirman la desaceleración del mercado de trabajo

La desaceleración económica está llegando al empleo de manera más rápida que lo que cabría esperar.

La desaceleración económica está llegando al empleo de manera más rápida que lo que cabría esperar.
Antonio Garamendi, Magdalena Valerio, Pedro Sánchez y Gerardo Cuerva | Ricardo Rubio (Europa Press)

La desaceleración económica es un hecho y está llegando al empleo de manera más rápida que lo que cabría esperar, fruto de la incertidumbre generada por una posible política económica a ejecutar por parte del Gobierno que, si se confirma, será nociva para la economía y el trabajo. Esa política económica es la que el Gobierno ha enviado a Bruselas en la actualización del Programa de Estabilidad y se basa en más gasto, más impuestos, más déficit, más deuda y más intervencionismo, con una irrealizable previsión de recaudación.

Pues bien, el Gobierno de Sánchez sigue negando la realidad y no admite que la economía se está ralentizando. Esa negación es especialmente intensa después de que la Comisión Europea, el FMI y BBVA Research elevasen ligeramente su previsión de crecimiento para la economía española en 2019. Ahora bien, como ya dije, esa revisión no era más que una revisión técnica y matemática, al haber estimado muy por debajo el primer trimestre y haber evolucionado éste mejor.

Sin embargo, no sólo no modificaban el crecimiento de España para 2020, sino que la diferencia positiva en crecimiento que había entre España y el conjunto de la eurozona disminuía de 9 a 3 décimas en sólo un año, al tiempo que preveían para España un crecimiento muy inferior al del primer trimestre en los sucesivos meses, como así ha sido en el avance de PIB del segundo trimestre, con dos décimas menos de crecimiento intertrimestral, hasta situarse en el 0,5%.

Esa desaceleración económica, que existe pese a la negación del Gobierno y que cada vez es más intensa, está llegando, de manera acelerada al mercado de trabajo. De esta forma, cuatro registros que miden el empleo o paro en el mercado laboral y tres períodos de tiempo confirman que no es una casualidad la desaceleración de un mes o de un trimestre, sino que es una tendencia que, desgraciadamente, se está consolidando. Comencemos, por orden de publicación, con dos registros -paro registrado y afiliación a la Seguridad Social- del mes de junio de 2019.

Paro y afiliación en junio

En junio, de manera desestacionalizada, el paro subió y la afiliación sólo creció la mitad de su dato sin desestacionalizar. Así, el paro registrado bajó en 63.805 personas en el mes de junio, mientras que si se corrige de estacionalidad aumentó el paro en 8.986 personas.

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De hecho, aun manteniendo la estacionalidad, dicho descenso del paro fue el menor descenso en junio desde 2009, es decir, es el peor dato de paro desde 2009 (en plena crisis), lo que lo hace especialmente preocupante. Es más, si vemos el registro de la evolución de paro registrado mensual del mes de junio de esta última década, podemos observar que los años de peor evolución han sido los gobernados por los socialistas, siendo el de este año el peor desde 2009.

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En cuanto a los datos de Seguridad Social, si bien es cierto que se produjo un incremento de afiliados (+75.584 en el mes y +510.707 interanual), se debió, principalmente, también a la estacionalidad, al tiempo que se plasmó la desaceleración en la creación de empleo. Dicha estacionalidad vuelve a ser la que infló este crecimiento mensual en la afiliación. En términos desestacionalizados, la afiliación sólo creció en 32.732 trabajadores en términos mensuales (la mitad de lo que crece sin desestacionalizar).

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Además, estos datos de crecimiento de afiliación fueron los más bajos, tanto mensual como interanualmente, desde 2015 y 2016, respectivamente, en un mes de junio.

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EPA del segundo trimestre

El empleo creció en 136.100 personas menos que lo que lo hacía en el mismo trimestre de 2018: +333.800 (IITR-19) vs +469.900 (IITR-18).

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Fue el peor segundo trimestre desde 2016 y, junto con el de 2016, fue el peor desde 2013. Además, si eliminamos el efecto estacional, el empleo sólo creció un 0,31%.

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Por otra parte, el número de parados disminuyó en 123.600 personas respecto al trimestre anterior. Ese dato mostró el peor comportamiento del paro en un segundo trimestre desde 2012.

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Este descenso trimestral del paro supuso un menor descenso en 182.400 personas respecto a la caída registrada el mismo trimestre de 2018: -123.600 (IITR-19) vs -306.000 (IITR-18).

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Y si eliminamos la estacionalidad (efecto contratación por Semana Santa y verano), el paro subió un 0,53%. Fue también el peor dato de paro desestacionalizado desde 2013 (desde entonces, bajaba aán desestacionalizado y ahora sube).

Empleo equivalente a tiempo completo

Asimismo, el empleo a tiempo completo creció sólo un 0,42% trimestral, 3 décimas menos que el trimestre anterior (0,74%), un descenso significativo, que pone también de manifiesto la ralentización de la actividad económica y el empleo.

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Del mismo modo, la productividad sigue cayendo y lo hace un 0,2%, cuando en el mismo trimestre del año pasado crecía un 0,1% (empeora 3 décimas, por tanto).

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Paro y afiliación en julio

Por último, el paro registrado bajó en 4.253 personas en julio, casi 7 veces menos que el pasado año (entonces cayo en 27.141 personas), el peor julio desde 2008 en términos mensuales.

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Es más, el paro desestacionalizado (sin los efectos de los contratos de verano) sube en 2.915 personas. Hay también más precariedad laboral, ya que desciende la contratación indefinida por sexto mes consecutivo (-2,33% interanual).

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En julio de 2018, cuando la inercia de la herencia recibida todavía era fuerte, la contratación indefinida crecía un 25,1%, mientras que ahora cae un 2,33%.

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En cuanto a la Seguridad Social, si bien es cierto que se produce un incremento de afiliados (+15.514 en el mes y +490.401 interanual), se debe, principalmente, a la estacionalidad, al tiempo que se plasma la desaceleración en la creación de empleo. Así, crece la afiliación en 15.514 personas, pero esto muestra la desaceleración económica. Es el peor mes de julio desde 2012 en términos mensuales.

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De hecho, desestacionalizado (sin los efectos de los contratos de verano) sólo crece en 4.334 afiliados). Es más, en el último día del mes (31 de julio) se destruyeron 212.549 empleos.

En conclusión, hay datos aparentemente positivos debido a la estacionalidad, pero cuya intensidad pierde fuelle respecto a los meses anteriores. Urgen reformas profundas que permitan evitar un mayor deterioro de la actividad económica y del mercado laboral, pero las medidas que el Gobierno pretende impulsar, según el plan de actualización del Programa de Estabilidad enviado a Bruselas, van en sentido contrario. Estos datos no quieren decir que la economía se esté hundiendo ni que el empleo se destruya a borbotones, pero sí que hay señales claras de desaceleración, de modo que, si no se pone remedio, puede agravarse esta ralentización de la actividad económica y del empleo.

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