Se avecinan malos tiempos para los carnívoros. La carne se ha convertido en el nuevo objetivo a batir, y no solo por los habituales animalistas, sino por el ecologismo internacional. Así, la ONU insta a reducir la dieta basada en consumo de carne para luchar contra el cambio climático. Un nuevo informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) reclama un cambio global en la dieta, dirigida hacia el consumo de más alimentos a base de plantas y menos carne, para luchar contra el cambio climático.
Los expertos sostienen en el informe, presentado el jueves en Ginebra (Suiza), que este cambio del sistema alimentario reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ganado y mejoraría el uso de la tierra y el agua. En concreto, se podrían liberar varios millones de kilómetros cuadrados de tierra para 2050 y potencialmente reducir entre 0,7 y 8 gigatoneladas al año de dióxido de carbono equivalente. Según el IPCC, la agricultura, la silvicultura y otros usos humanos de la tierra representan actualmente el 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre.
De este modo, los gobiernos ya tienen nuevos argumentos a los que agarrarse para imponer nuevas restricciones y, en general, disparar el precio de la carne. Alemania ha sido uno de los primeros en inicia esta particular senda anticárnica. La CDU de Angela Merkel, los socialdemócratas del SPD y Los Verdes debaten subir el IVA a los productos cárnicos desde el actual 7% hasta el 19%, casi tres veces más, en respuesta a una iniciativa de la Federación de Protectoras de Animales. Y el motivo no es otro que la lucha contra el cambio climático.
El presidente de esta entidad, Thomas Schröder, señala que "en paralelo a los impuestos que castigan las emisiones de CO2, necesitamos impuestos que encarezcan el consumo de carne, huevos y productos lácteos, solo así se cumplirán los objetivos del Gobierno, la reducción del 34% de emisiones en el sector agrario hasta 2030".
El 21% del presupuesto de la alimentación
Este tipo de medidas, por tanto, en caso de extenderse a España, encarecerían buena parte del presupuesto familiar destinado a alimentación. Los hogares españoles destinaron a la compra de carne en 2018 una media del 20,64% del presupuesto pensado para alimentación, un 2% menos que el año anterior, según el informe de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación correspondiente a ese año y que el ministro Luis Planas presentó el pasado 24 de junio.
Los españoles consumieron un volumen total de 2.114,78 millones de kilos de carne en 2018. Esta cifra supone una reducción del 2,6% con respecto a 2017 como consecuencia del impacto que tuvo el aumento del precio medio de la categoría, que cerró en 6,69 euros el kilo. El descenso en el consumo de carne en 2018 mantiene la ligera pero continua tendencia a la baja que se viene produciendo en la demanda de este producto de desde 2012. En esta disminución es especialmente responsable la reducción del consumo de carne fresca, que es el subtipo mayoritario dentro del conjunto cárnico.
En 2018, la carne fresca representó el 72,5% del total de kilos adquiridos para el consumo doméstico, una bajada del 3,8% con respecto a 2017. Solo la carne transformada logró el año pasado un incremento en la demanda con respecto al año anterior, hasta suponer un 25,1% del total de kilos consumidos en España. Por último, la carne congelada supuso un 2,6% del conjunto.