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Gonzalo Sanhueza: "El 50% de los países han eliminado ya la pobreza extrema"

Gonzalo Sanhueza es uno de los economistas liberales más brillantes de América Latina

Gonzalo Sanhueza es uno de los economistas liberales más brillantes de América Latina

Gonzalo Sanhueza es uno de los economistas liberales más brillantes de América Latina. Formado en la Universidad de Chile, completó su Máster y su Doctorado en Economía en la Universidad de California. En la actualidad, es director ejecutivo de Econsult y vicepresidente del consejo fiscal asesor del Ministerio de Hacienda de su país. Con anterioridad, ha sido asesor del FMI, el Banco Mundial y el BID, además de profesor universitario y consejero de la presidencia del Banco Central de Chile.

Sanhueza intervino en la Universidad de la Fundación para el Progreso para hablar sobre libertad económica y desarrollo social. Durante su charla, el economista chileno puso en valor el progreso y el bienestar que ha facilitado la aplicación de las ideas liberales.

- El pesimismo vende mucho. ¿Vivimos mejor o peor que nuestros padres?

El PIB per cápita es un indicador empleado por los economistas para explicar la evolución del progreso económico de las naciones. Si estudiamos su evolución hasta 1500, este indicador se mantenía prácticamente plano. Vivíamos en sociedades feudales, con sistemas de subsistencia que no permitían una mejora de los estándares de vida por mucho que pasasen los años.

El Descubrimiento de América, el progresivo avance del comercio, la irrupción del parlamentarismo en Europa… Todo eso puso en marcha una maquinaria de progreso. Pero hoy vemos grandes diferencias en el mundo: en América, el PIB per cápita de algunos países es hasta seis veces mayor que en otros.

- ¿Qué rol ha jugado la economía a la hora de entender y explicar esos diferentes niveles de riqueza?

La economía antigua se centraba, sobre todo, en cuestiones de moralidad, en encajar temas como los precios o el beneficio dentro del marco de creencias religiosas de aquellas sociedades. Desde John Locke y Adam Smith, ese planteamiento empieza a cambiar: se habla de la economía en sí misma, de cómo hacer que funcione mejor y cómo entender sus fenómenos. Por eso conocemos hoy lo importante que es la competencia, la libertad de precios, la protección de los derechos de propiedad…

- La discusión económica más esencial y cruda gira en torno al papel que debe tener el Estado. ¿Qué rol deben asumir las instituciones públicas?

Es importante limitar el tamaño del Estado, imponer reglas que restrinjan el margen de intervención de la política en la economía. El Estado no debe intervenir ni debe controlar los precios. Cuando hablamos de lo primero, nos referimos a no intentar gestionar uno u otro sector, porque nunca lo hace bien. Cuando hablamos de lo segundo, incluimos los bienes y servicios, pero también el factor trabajo, con las reglas de salario mínimo que terminan aumentando el desempleo.

Sí hay otras funciones del Estado que son necesarias para generar un nivel mínimo de bienestar. Un cierto nivel de impuestos ayuda a crear una red de seguridad que evite situaciones de pobreza y también contribuye a apuntalar un sistema de justicia y de seguridad con garantías. Sin embargo, el problema de los impuestos es que crecen de forma exponencial hasta terminar absorbiendo un volumen muy importante de nuestros ingresos. Otra función clave es la regulación, pero aquí es importante mantener un paradigma neutral, es decir, unas reglas de juego claras y sencillas, que permitan e incentiven la competencia.

- Su país, Chile, es todo un ejemplo de prosperidad.

Uno de los grandes éxitos de la economía chilena es haber adoptado un modelo económico liberal que ha permitido un enorme salto adelante en materia de bienestar. En el plano comercial, por ejemplo, se decretó una apertura total y absoluta, tumbando unilateralmente los aranceles aplicados al resto del mundo. Algunos países de la región tomaron nota del ejemplo y han replicado ese modelo, caso de Perú. Otros vecinos, como Argentina, han insistido en el proteccionismo, con resultados conocidos.

La libertad económica genera prosperidad. Los resultados son claros. No hay que darle demasiadas vueltas. La libertad económica es fundamental para reducir la pobreza, mejorar los indicadores de desarrollo, aumentar el crecimiento económico y mejorar los niveles de renta y de empleo de la población. El mundo es hoy más próspero que nunca y más del 50% de los países han eliminado la pobreza extrema.

En Libre Mercado

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