La conocida activista adolescente Greta Thunberg ha confirmado que ha decidido viajar a Nueva York en un yate para comparecer ante la cumbre de la ONU. Esta decisión, según la joven de 16 años, la ha tomado para evitar la contaminación que supone un viaje en avión. Aunque la iniciativa ha sido aplaudida por sus más fieles seguidores, lo cierto es que el barco está patrocinado por el Yacht Club de Mónaco, BMW y un banco suizo.
Greta, que ha posado recientemente con una camiseta en la que se puede leer la palabra ‘antifascista’, viajará en un barco dirigido por un miembro de la familia real de Mónaco. Pero no solo eso, el yate está patrocinado por EFG, un banco que ha sido vinculado a varios paraísos fiscales. Thunberg, que ha inspirado los llamados ‘viernes por el clima’, ha salido al paso de las críticas asegurando que los logos de todos los patrocinadores serán borrados antes de viajar a Nueva York.
La activista sueca es famosa por sus excéntricos viajes. El pasado mes de enero decidió viajara desde Estocolmo a Davos en tren. Una travesía de 32 horas desde Suecia a Suiza para acudir al Foro Económico Mundial. Ahora, la decisión de viajar a Estados Unidos en yate vuelve a confirmar la oposición férrea de Thunberg a los viajes en avión. Sin embargo, según ha calculado la prensa francesa, el viaje en yate desde Europa a la ciudad de los rascacielos será mucho más caro que un billete de avión.
El yate de competición, llamado 'Malizia II', fue construido en el año 2015 y funciona con paneles solares y turbinas submarinas que son las que generan electricidad para navegar. Es decir, el barco no emite dióxido de carbono. Aunque, eso sí, esta embarcación está valorada en 3 millones de euros. El 'Mailizia II' forma parte de los 100 yates más grandes del mundo y uno de los más lujosos.
Polémica vida
La activista ha decidido tomarse un año sabático a sus 16 años para poder asistir a todos los compromisos internacionales que tiene. Es decir, ha abandonado temporalmente sus estudios para viajar por el mundo lanzando mensajes alarmistas sobre el cambio climático. Su activismo ha llamado tanto la atención que tres políticos noruegos han decidido nominarla para el Premio Nobel de la Paz.
Greta no ha tenido una infancia sencilla, ya que, al parecer, según su madre, se le detectó un tipo de trastorno autista. "Hace cuatro o cinco años, Greta dejó de comer y de hablar, cayó en una depresión. Resultó que estaba estresada por el cambio climático y por el hecho de que todo el mundo estuviera diciendo una cosa y haciendo la contraria. Después nos dimos cuenta de que nosotros éramos una parte importante del problema. De hecho, éramos el problema. Estábamos tomando aviones de un lado a otro, comiendo carne, comprando cosas y conduciendo un coche grande. Así que, escuchándola, nos embarcamos en el compromiso por la sostenibilidad y el cambio climático", contó su ahora padre en una entrevista con Financial Times.