El debate sobre la desigualdad ha cobrado una gran relevancia en los últimos años, pero la conversación política y mediática sobre este asunto tiende a ignorar la importancia de estudiar los datos de concentración de renta o patrimonio con un punto de vista dinámico, en vez de con un enfoque estático.
Así, a menudo se habla del "1% más rico" como si se tratase de un grupo monolítico, cuyos integrantes forman parte de una casta privilegiada que siempre logra colocarse a la cabeza de la tabla de ingresos o de riqueza. Pero, en realidad, esa fracción de la población es cambiante y no siempre engloba a las mismas personas.
Por tanto, es importante estudiar este punto de vista con una perspectiva que incorpore el impacto de la movilidad social, puesto que el "1% más rico" de 2019 no está formado necesariamente por las mismas personas que hacían parte del "1% más rico" de 2009 o del "1% más rico de 1999". Considerar esa evolución es vital para entender hasta qué punto hablamos de una élite impenetrable o de un grupo más volátil de lo que podríamos pensar si asumimos la retórica habitual que emplean periodistas, economistas y políticos.
La Agencia Tributaria de Estados Unidos ofrece datos interesantes para este análisis. Sus cifras certifican que, entre los años 1992 y 2014, un total de 4.584 personas lograron entrar en el segmento de contribuyentes mejor pagados. Este grupo, conocido como el "Top 400", representa la cúspide del "1% más rico" del país del Tío Sam.
De esa cifra de 4.584 personas, el IRS calcula que 3.262 entraron solamente una vez en la lista de mayores ingresos. Por tanto, el 70% de los contribuyentes que han llegado a formar parte de este colectivo no ha sido capaz de mantener dicho estatus más allá de un año puntual en el que consiguieron alcanzarlo.
Por el contrario, si estudiamos cuántos contribuyentes de los 4.584 que consiguieron entrar al menos una vez lograron mantenerse en la cima durante por lo menos una década, encontramos que solamente 138 personas tuvieron ese privilegio. Así las cosas, cuando analizamos la cúspide de la pirámide de ingresos podemos comprobar que solo una parte muy pequeña de sus integrantes logra mantener en esa cima de manera continuada: el 3%.