El negocio de las autoescuelas españolas pende de un hilo por la escasez de examinadores. Las listas de espera para realizar el examen práctico de conducir están tan saturadas que muchos alumnos se ven obligados a esperar varios meses para conseguir presentarse. En caso de que suspendan, el proceso se eterniza todavía más.
"Hay más de 250.000 personas en todo el país esperando para realizar la prueba de circulación. La situación es caótica", denuncia el presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), José Miguel Báez, en Libre Mercado. "Los casos de Madrid, Segovia, Barcelona, Tarragona, Castellón o Málaga son los más graves porque la cola llega a superar los tres meses. De media, en España ya nadie se libra de esperar un mes y medio para examinarse", asegura.
Jubilaciones de funcionarios que no se han repuesto, la negativa de la Administración a pagar las horas extra a los examinadores que todavía ejercen y la disminución de la carga de trabajo desde las huelgas de 2017 son los principales motivos para explicar este colapso en la DGT. "Tráfico pide efectivos, pero Hacienda se niega a pagar, y eso que cobra más de 90 euros por alumno en tasas", declara Báez.
Para intentar solucionar el problema, desde la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) reclaman la incorporación inmediata de 125 examinadores que se repartan en las provincias que no dan abasto, a los que habría que sumar otros 50 profesionales itinerantes. "Se llenaría de candidatos ¿Quién no va a querer trabajar por 1.500 euros al mes, más pagas, con la posibilidad de salir a las 3? Tendrían examinadores en 10 minutos", asegura rotundo.
La ruina de las autoescuelas
La falta de examinadores no sólo desespera a los aspirantes a conductor, también está llevando a muchas autoescuelas a la ruina, según Báez. Mientras su actividad está encallada, estos negocios ven cómo mes a mes tienen que afrontar el pago de la nómina de sus profesores, el coste de los vehículos o el alquiler de sus locales. "Hay algunas autoescuelas que solo han podido presentar alumnos 6 veces al año, y así no podemos trabajar. Como eso no es rentable, muchas han cerrado y habrá otras que tengan que cerrar", advierte Báez. Según sus cálculos, España ha pasado de tener 9.300 autoescuelas a 8.800 en los últimos dos años.
A Rafael Lozano, el Director de la Autoescuela San Cristóbal en Cuenca, no le sorprende que muchos de sus compañeros se vean abocados a echar el cierre. "Si no puedes examinar, no puedes hacer matrículas y no hay bolsillo que aguante eso. Es vergonzoso", asegura. Lozano, que tiene en nómina a 12 profesores, capea como puede el tapón de alumnos que se ha formado en su negocio. "Me dejan presentar sólo a la mitad de alumnos de los que propongo. El resto se queda fuera", cuenta.
"Esto no sólo afecta a nuestro sector, también afecta a los fabricantes de automóviles, porque los alumnos que no se pueden examinar tampoco se compran el coche que pensaban comprarse. Pasa igual con los transportistas, que me llaman desesperados porque no encuentran camioneros porque tardan 6 meses en presentarse a los exámenes", relata Lozano.
La desesperación de los alumnos
Eva es una alumna de 32 años que ha vivido en sus propias carnes el drama laboral que cuenta Lozano. "A mi marido le ofrecieron en enero un contrato para conducir un trailer y, desde entonces, lleva esperando a examinarse de las tres pruebas que le exigen. Ya ha perdido el contrato. Estamos tan agobiados que nos hemos planteando hasta mudarnos a otro país", asegura.
Aunque reside en Madrid, la mujer logró "milagrosamente" ayer martes examinarse del práctico en Cuenca, por lo que al coste del carnet hay que sumarle el extra que ha tenido que pagar por el alojamiento y el viaje. "La gente está como loca buscando autoescuelas y cambiándose de una a otra. Por eso, las zonas cercanas a Madrid también están saturadas", asegura. "Nos están coartando la libertad de movimiento como ciudadanos para desplazarnos en coche y nos están obligando a huir de nuestras ciudades para examinarnos. Es indignante", señala. Hoy sabrá si ha aprobado.
Además de acabar con la paciencia de los aspirantes al carnet, las largas listas de espera están incrementando el índice de suspensos en las autoescuelas porque los alumnos no pueden permitirse económicamente estar dando clase hasta que les toque examinarse. "Dan las clases a saltos, cuando lo recomendable es que asistan regularmente hasta el examen para que no olviden los conocimientos adquiridos", explica José Miguel Báez.
Guardias civiles y empresa privada
Ante la gravedad del problema, y mientras el Gobierno decide si convoca más plazas, la DGT ha propuesto que se reclute guardias civiles de la Agrupación de Tráfico que estén en situación de reserva para ejercer de examinadores. "Es lo mejor que nos podría pasar", apunta Baéz, que apoya esta idea "sin duda" porque "son gente muy preparada". Para el responsable de la patronal de autoescuelas, "la gran experiencia" de los guardias civiles haría que "tras pasar un curso de formación pudieran estar examinando en dos semanas. Eso descongestionaría mucho la espera".
Rafael Lozano apoya la idea de convocar guardias civiles jubilados y también plantea un modelo similar al portugués, que ha liberalizado parte del sistema de examen. "Si hubiera examinadores que trabajaran para el sector privado, no habría un problema de falta de efectivos. Al igual que en Sanidad, debería existir la opción de que los examinadores dejen de ser funcionarios", ha considerado.