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Unos 3.000 suecos se implantan chips en la piel para sustituir a la tarjeta de crédito y al DNI

La técnica de implantarse chips y otros sensores en el cuerpo es una tendencia en muchos países.

En los últimos 3 años unas 3.000 personas de Suecia han decidido insertar en su piel microchips que sustituyen a las tarjetas de crédito, carnés de identidad e, incluso, a las tarjetas del metro. Según comenta AFP, estos chips son del tamaño de un grano de arroz y llevan implantándose desde el 2015.

Estos pequeños aparatos pueden hacer las veces de tarjeta de acceso al gimnasio o a la oficina. Esto supone que en un solo chip un ciudadano puede usar numerosos documentos que en su versión física ocuparían más de 5 tarjetas de plástico magnetizadas.

Como señalan en Business Insider, el pasado año la línea de ferrocarril estatal SJ comenzó a escanear las manos de los pasajeros con chips para que pagasen el billete justo en el momento en el que el detector pasaba por encima de sus manos. Algo más propio del siglo XXII, pero que ya es una realidad en pleno 2019.

Indoloro

El proceso para implantarse uno de estos chips es bastante sencillo. Con un suave pinchazo el ciudadano ya tendría integrado ese chip en el cuerpo, que posteriormente debe configurar para añadir la información de las tarjetas que desee. Aunque, como alerta la AFP, en algunas ocasiones el propio cuerpo rechaza estos mini dispositivos y pasan a ser retirados.

Aunque pueda parecer una locura, el biohaking, que consiste en implantarse chips y otros sensores en el cuerpo, es una tendencia en muchos países. Por ejemplo, en Estados Unidos, 50 trabajadores accedieron a ponerse este tipo de aparatos en sus manos para hacer fotocopias o sacar snacks sin insertar dinero. En realidad, es hacer que nuestra mano se convierta en la tarjeta contactless que llevamos en la cartera.

Ciborgs

Uno de los casos más conocidos es el Neil Harbisson que tiene una antena conectada al cerebro que le permite escuchar los colores. Este compositor criado en España y de ascendencia inglesa desarrolló acromatopsia, una anomalía en la visión que impide ver la diversidad de los colores. Para los ojos de este artista el mundo es negro y blanco (con sus tonalidades de grises). Para poder disfrutar de los colores decidió implantarse esta antena que le informa de qué color son las cosas a través del sonido. De hecho, Harbisson ha sido reconocido como el primer ciborg del mundo.

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