Los ficheros de morosos son algo de los más común en España, de hecho, llevan funcionando más de cuarenta años. Estos ficheros consisten en recoger los datos personales de los malos pagadores para crear un fichero y que así las entidades bancarias no les puedan conceder créditos. Entrar en estas listas es relativamente sencillo, a veces con retrasos en los pagos de facturas telefónicas se puede estar durante uno o dos años en este tipo de documentos.
Ahora, la nueva ley hipotecaria permite que se creen ficheros positivos. Es decir, para aquellos buenos pagadores que no tienen retrasos en las cuotas o en las facturas. Pero no solo servirán para las hipotecas, sino también para los créditos al consumo. Una medida que facilitará a los bancos el análisis de los datos a la hora de conceder o denegar un préstamo.
Estos listados positivos son comunes en Estados Unidos y en Europa y favorecen las concesiones de crédito responsables porque reduce los riesgos de impago y también abarata los intereses para el pagador. Es decir, estar en una de estas listas repercutirá en los intereses que el cliente paga al banco por ese préstamo.
Este tipo de listas no se han elaborado a esta hora por falta de regulación que las apoye, pero también por las reticencias de las entidades financieras a la hora de compartir los datos de sus mejores clientes. Sin embargo, la nueva normativa premiará a aquellos que siempre están al corriente de sus pagos.
Beneficios
Los expertos insisten en que los beneficios de esta medida son múltiples. Por un lado, los bancos tendrán más información para luchar contra futuros impagos y conceder crédito a clientes que no son del todo fiables. Por otro lado, los clientes podrán disfrutar de un mayor acceso a la financiación y también a unos intereses más bajos. Tanto es así, que estar en una de estas listas positivas permitirá negociar con la entidad los intereses que se pagan por el préstamo.
Según un estudio realizado en 2010 por la OCDE, los ficheros de buenos pagadores permitieron reducir un 33% la tasa de morosidad en Estados Unidos, un 43% en Canadá, un 69% en Argentina y un 114% en Brasil.