A Patricia Inocencio, una madrileña apasionada del mundo del motor, se le truncó la vida cuando "una vez que salió a rodar en un circuito" y su compañera y amiga la arrolló. El accidente la llevó a estar un año en silla de ruedas. Pero con esa capacidad que tiene el ser humano para brillar en lugar de sucumbir a la sombra, se repuso y pensó en montar un taller para reparar averías junto a su marido Rubén.
Convaleciente buscó un local y decidió meterse en un mundo donde los mecánicos profesionales suelen ser hombres. Ella estaba decidida a cambiar el modelo de negocio. Harta de llenarse las manos de grasa en talleres "llenos de suciedad y donde no le explicaban bien lo que le sucedía a su moto", pensó que lo mejor era demostrar que "es posible otra forma de hacer mecánica", tal y como ha descrito a Libre Mercado.
Talleres acogedores
Y lo comprobamos. El suelo de Talleres Moteras Lmr Power está impoluto. Huele a rosas desde la entrada, no hay ni una mancha grasa y la decoración es acogedora. Allí hasta apetece estar un rato. Quién lo diría de un taller. Se puede tomar café en una original estancia decorada al estilo de los años 50. Puro rock and roll sin suciedad.
Patricia nos espera junto a su compañera Verónica. Vinilos gigantes con sexys mujeres en moto preceden la antesala a los boxers donde los clientes pueden arreglarse su moto. "Ves, está todo limpio. No hay una gota de grasa porque se puede arreglar y limpiar", nos dice la propietaria mientras abre los cajones con las herramientas perfectamente ordenadas. "No entiendo por qué la mecánica está reñida con la limpieza. Recuerdo que contratamos a un chico y lo despedimos porque se le cayó el aceite y seguía reparando la moto pisando toda la mancha. Lo puso todo perdido. Si los talleres están llenos de grasa y huelen mal es porque no los limpian. Es una forma de trabajo que a nosotras no nos va", nos cuenta la motera.
Al otro lado del mostrador se encuentran unos cómodos sofás. Mientras nos sentamos, vemos ropa de cuero especial para rutas en moto, originales cascos y guantes con un toque divertido que se exponen a la venta. "Las esperas suelen ser muy aburridas en un taller. Qué mejor que poder tomar un café como en el salón de tu casa y probarte modelitos para tu moto. Por eso hemos reservado una parte que es una tienda", nos dice mientras posa con Verónica para una foto junto a las motos de carrera.
"No sentimos discriminación"
"Cada vez hay más mujeres que van a rodar", nos explica Verónica. Nosotras somos un grupo muy grande que salimos los fines de semana". Las moteras quieren dejar claro que a pesar de estar en un mundo tradicionalmente masculino, ellas jamás han sentido discriminación en su taller. Ni por parte de clientes varones ni de mujeres.
"Aquí vienen muchísimos hombres a arreglar su moto y agradecen que los atendamos con paciencia. Les explicamos los motivos de su avería con tranquilidad. Muchos alquilan los autoboxer donde pueden autoarreglarse su moto pero al final nos piden consejo y terminamos por ayudarles. Eso de que seamos mujeres da igual. Nosotras no hemos sentido ningún tipo de discriminación. Más bien es al contrario. Confían más en nosotras, no sé por qué", confiesa Patricia Inocencio.
Explotar su lado sexy
En tiempos donde las azafatas de la Fórmula 1 han sido víctimas de los ataques de las feministas de tercera ola, las moteras de Lmr Power, disfrutan enseñando su cuerpo y si lo tienen que hacer por una causa solidaria, lo hacen. Patricia y sus colegas no tienen problemas en mostrar su lado más sexy. Les gusta verse guapas y posan orgullosas ante la cámara.
"Hicimos un calendario contra el maltrato animal. Nos vestimos de forma sexy para vender más puesto que era de lo que se trataba: recaudar los máximos fondos posibles. No tenemos ningún problema con eso", especifica Verónica mientras va pasando las páginas de los meses del año donde aparecen cada una de las moteras en actitud seductora.
"Las chicas cada vez más se compran su moto. Muchas van con sus novios y han dejado de ser paquetes, es decir, las que van detrás. En realidad, aquí no hay competitividad ni todo lo que parece que quieren demostrar entre hombres y mujeres. Todo es más normal y a nosotras nos encanta vernos fantásticas sobre nuestras motos. La estética y el motor no están reñidos", concluye Patricia.