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José María Rotellar

El plan económico de Sánchez con Podemos: vienen tiempos duros

El aumento de gasto, impuestos y déficit amenazan con elevar la incertidumbre y lastrar tanto el crecimiento económico como el empleo.

El aumento de gasto, impuestos y déficit amenazan con elevar la incertidumbre y lastrar tanto el crecimiento económico como el empleo.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. | Cordon Press

A medida que avanzan los días, parece que una posible coalición entre el PSOE y Podemos, apoyados en independentistas, PNV y Otegi, puede permitir la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Es la misma alianza que dio lugar al conocido como "Gobierno Frankenstein" surgido de la moción de censura de mayo de 2018, en la que, si bien los socialistas cuentan con un número mayor de diputados que los de entonces, son claramente insuficientes para gobernar en solitario.

Frente a otra opción que le permitiría gobernar sin depender de esa alianza dañina para España, Sánchez prefiere recoger los votos de Bildu -a quien ha entregado Navarra-, ERC y demás independentistas para gobernar con Podemos, que vuelve a exigir entrar en el Gobierno, pero que seguro que termina conformándose con unas buenas palabras de Sánchez hacia ellos y con influir en la acción del Ejecutivo.

Aparte del disparate que supone seguir apoyándose en los independentistas, algunos con presos preventivos por el intento de golpe de estado de octubre de 2017, el hecho de que vaya a Gobernar con Podemos -bien sea dentro del Gobierno, bien sea con su apoyo externo- dibuja un plan económico, el de Sánchez, que es muy negativo para la actividad económica y el empleo.

¿Y cuál es ese plan económico? El que ya nos brindó hace tiempo en su fallido proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que analicé en su día, que se plasma en la actualización del Plan de Estabilidad enviado a Bruselas y que conviene recordar para saber a qué nos vamos a enfrentar si Sánchez sigue por ese camino.

Ese plan económico constituye un fortísimo ataque a la estabilidad económica, al crecimiento y al empleo y, por tanto, a la prosperidad de nuestra economía. Aquel acuerdo que Sánchez firmó con Podemos para tratar de sacar adelante los Presupuestos volverá con todos sus elementos negativos, incluso quizás con más.

Su plan contendrá toda la doctrina más fundamentalista del intervencionismo, con elevación desmedida del gasto público, tremenda subida de impuestos, un déficit creciente, tal y como incluso reconocen en el documento enviado a Bruselas, que, incluso, probablemente, será mayor en ejecución, una mayor deuda, un menor crecimiento y, por tanto, una menor creación de empleo. Recordemos que, en primer lugar, su plan pasa por incrementar el gasto en más de 5.000 millones de euros, al elevar el techo de gasto público hasta los 125.000 millones de euros.

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Insertadas en dicho Plan, aparecerán de nuevo medidas muy perjudiciales para la economía, como ligar definitivamente las pensiones al IPC, que constituye una bomba de relojería para la sostenibilidad de las cuentas públicas y de las propias pensiones, junto con muchas otras medidas que no podemos permitirnos, como el incremento de la enseñanza gratuita de cero a tres años, que hacen insostenible este plan económico. La Comisión Europea ya ha advertido en múltiples ocasiones de la ausencia de realismo del Plan de Estabilidad español, que no es más que el documento de guía de Sánchez para ejecutar su política económica.

Paralelamente, tal y como recogen en su documento enviado a Bruselas, volverán a proponer un conjunto de subidas de impuestos que afectarán negativamente a la economía: no sólo piensan aumentar el IRPF en varios puntos, que desincentivará a los trabajadores, especialmente a la parte de los mismos que más sostiene la recaudación, sino que, además, impondrá un tipo mínimo del 15% en el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades, por no hablar de la tasa para transacciones financieras, que perjudicará a la financiación en los mercados.

Como última perla de subida impositiva nos encontraremos con un mayor gravamen a las SOCIMIS en la parte de beneficio no repartido, que dificultará la existencia de este tipo de sociedades, de manera que el mercado inmobiliario puede perder parte de su dinamismo, con las consecuencias en cascada que tendría sobre toda la economía.

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Además, todas estas subidas no conseguirán incrementar la recaudación, pese a que el Gobierno piensa que va a lograr aumentarla en 95.505 millones en los próximos cuatro años.

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Ante este ejercicio heterodoxo, la Comisión Europea ha puesto en duda que vaya a conseguir los efectos recaudatorios que persigue, dudando, por tanto, de que vaya a paliar ni siquiera en parte el desfase presupuestario por mayor incremento de gasto. Lo que sucederá en el medio plazo es que la actividad y el empleo caerán y, con ellos, la recaudación, aumentando déficit y deuda, lo que es especialmente preocupante en el caso español, con una deuda que ronda el 100% del PIB, sin margen de maniobra ante una nueva crisis y con un nivel elevado de déficit estructural, que, junto a los incrementos de gasto del plan económico de Sánchez, pueden volver a meter a España en el protocolo de déficit público excesivo del que acabamos de salir.

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Adicionalmente, si fue una equivocación la elevación del 22,3% del salario mínimo interprofesional, que dejó a casi 205.000 personas sin empleo en el primer mes de su aplicación, ahora el Gobierno y sus socios de Podemos quieren elevarlo de nuevo y situarlo en 1.000 euros.

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Con ello, habrá subido el salario mínimo en un 35,89% en apenas un año, con el incremento de costes empresariales que ello provocará -que ya está provocando con la primera subida-, la caída de actividad económica y el incremento de desempleo, al expulsar del mercado de trabajo a los más débiles, que, en lugar de tener un salario mínimo 265 euros superior, tendrán un salario de cero euros, al quedarse sin empleo por esa subida artificial impulsada por Sánchez.

Esto incrementará, de nuevo, la base mínima de cotización a la Seguridad Social en los mismos porcentajes que el salario mínimo, de manera que, si en enero de 2019 se incrementó un 22,3%, ahora volverá a incrementarse ese 11,11% más. Este plan económico, además de insostenible, es poco creíble, pues parte de unos cálculos realizados para cumplir con un déficit del 1,8%, que ellos mismos elevaron desde el 1,3% al que se había comprometido el Gobierno del PP y que ahora estima el propio Gobierno socialista en un 2%.

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Sin embargo, recordaba hace algunas semanas cómo la inmensa mayoría de organismos nacionales e internacionales elevan esa previsión de déficit, elemento que dificultará aún más el camino económico de España.

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Este plan económico de PSOE y Podemos lo único que hace, además de aumentar gasto, subir impuestos, elevar el déficit y acumular deuda, es generar inseguridad y desconfianza, que es lo peor que se puede hacer en economía. Desde que gobierna Sánchez, eso ya se está trasladando a las expectativas y, con ello, a las previsiones de crecimiento económico, que el propio Sánchez ha tenido que disminuir cada vez que ha revisado el Programa de Estabilidad.

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Del mismo modo, ha elevado, aunque lo haya hecho todavía de manera optimista, la previsión de tasa de paro.

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Incluso la Comisión Europea ha rebajado todavía algo más las expectativas de crecimiento económico en España.

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Este horizonte económico es el que nos espera con el futuro Gobierno de Sánchez en alianza con Podemos y a lomos de los votos de los independentistas, Otegi incluido. Vienen tiempos duros.

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