Vicente Moreda nunca pudo imaginar que la misma niña a la que había visto crecer y quiso con locura fuera la misma persona que ahora le ha arrebatado su hogar. El mundo se le ha venido encima a sus 87 años tras comprobar al llegar a su casa que la cerradura estaba cambiada y no podía entrar.
"Un vecino me alertó y dijo que habían entrado okupas a mi vivienda. Lo que jamás pensé es que al otro lado de la puerta la okupa era mi nieta", cuenta con amargura a Libre Mercado. Nos atiende mientras está llegando a Cartagena acompañado de su hija, la madre de su nieta. Amelia Moreda no da crédito a lo que ha hecho su propia hija, aunque admite que "siempre ha sido así".
Con gran pesar, Amelia dice que sus otros dos hermanos "no son así". Ambos, abuelo y madre, confiesan que lo que más les está afectando es que "encima se ríen" cuando los escuchan pedir que abran la puerta del domicilio. "Llevan 20 días con la casa okupada y esto va para largo", lamentan.
Abuela con alzhéimer
El drama es aún mayor cuando se conocen las circunstancias en las que se dio la ocupación. Vicente venía de ver a su esposa que padece alzhéimer y se encuentra ingresada en un residencia de Cartagena. "Menos mal que mi mujer no es consciente con la enfermedad que sufre. Ella fue su madrina, si supiera que ha asaltado nuestro hogar y me ha dejado en la calle...", relata apenado.
Tanto el abuelo como la madre de la okupa han intentado hablar con ella, pero ha sido en vano. Y es más, la Policía casi se lleva al abuelo detenido. Paula, la nieta okupa, ha instalado unas alarmas en la entrada de la puerta principal. En las tres ocasiones que han intentado hacerla entrar en razón, Paula ha llamado a la policía para que echasen al abuelo y a su madre del portal. En ningún momento ha dado la cara ni ella ni su amiga y no se prevé que lo hagan. "Quieren quedarse para una larga temporada porque han cambiado ya la luz, el agua y el gas".
"Cuando la Policía llegó casi me llevan detenido porque se creían que yo era un delincuente al saltar las alarmas. Siempre tengo que ir con las escrituras del inmueble bajo el brazo para poder defenderme y aclarar que es mi propiedad la que ha sido invadida", espeta el afectado. Una de las veces que se personaron los agentes consiguieron convencer a la okupa de que dialogara con su madre. Amelia entró acompañada de la Policía y pudo ver a su hija, pero no logró que abandonara el domicilio y tuvo que ser escoltada hasta la entrada del edificio donde se encontraba el abuelo.
"Tengo miedo de que vaya a la cárcel"
No es la primera vez que Paula comete algún tipo de delito. Según narra su madre, "está mal y ha estado incluso en un reformatorio". "Se fue a vivir con su padre hace dos años. Justo ahora que acaba de cumplir 18 ha decidido destrozarnos la vida a todos", critica Vicente.
El hecho de que la okupa tenga antecedentes penales podría provocar que tras salir el juicio por allanamiento de morada termine en la cárcel. Un dilema moral que tiene a su familia sin dormir: "Es muy doloroso. Tengo miedo de que vaya a la cárcel. Sabemos que con esta denuncia que le hemos puesto podría ir a prisión cuando la condene un juez, pero no nos ha dejado otra. ¿Qué hacemos?", se pregunta angustiado y con la voz temblorosa el anciano.
En vista de que el juicio para recuperar el domicilio se demora, los familiares de Paula llamaron a Desokupa, empresa especializada en desalojos exprés. El conocido empresario Daniel Estévez estuvo junto a Vicente y Amelia ante la puerta de la casa okupada. Su nieta oía las palabras de Estévez mientras éste leía en voz alta las condenas que le podían caer de no salir del inmueble. Nada sirvió. Paula volvió a llamar a la Policía como si de unos extraños se tratase. "Está mal influenciada, son las malas compañías", cree el abuelo.
Finalmente, Vicente Moreda ha tenido que irse a vivir con su hija a Cartagena y sin poder hacer las maletas. Su nieta no le ha dejado coger ni la ropa. Con lo puesto, el abuelo no ha tenido más remedio que abandonar Madrid. Aún está impactado. Nos transmite que esperaba que la Policía pudiera echar a su nieta y "no entiende cómo las leyes favorecen a quien delinque". Aún así mantiene la esperanza de que en algún momento su nieta se apiade de él y de su abuela con alzhéimer: "Es nuestra casa, sólo quiero volver a mi hogar, esto es muy duro. Muy triste".