Se cumplen casi once años del inicio de la crisis económica más grave desde la transición, con una caída acumulada del PIB de un 10% y una tasa de paro que en algunos momentos superó el 25%. Y, si bien afectó a todas las regiones, no lo hizo con la misma intensidad. O, dicho en otras palabras, algunos territorios han conseguido capear la Gran Recesión de 2008 mejor que otros. De hecho, mientras que algunas comunidades autónomas tienen un PIB un 10% superior al de hace una década, otras aún no han llegado a recuperar la producción del año 2008.
Funcas señala que la crisis y la posterior recuperación ha sido desigual en las distintas comunidades autónomas. En el siguiente gráfico se puede observar el PIB del año 2018 en relación al de 2008. Es decir, intenta responder a la siguiente pregunta: ¿Cuánto de mayor (positivo) o menor (negativo) es el PIB de 2018 en relación al de 2008?
Una primera observación es que España se ha recuperado de la grave crisis en la que se vio sumida años atrás. Actualmente, el PIB es un 4,3% mayor al que teníamos antes de entrar en recesión. Algunas comunidades, especialmente Madrid (11,1%), pero también Baleares (7,3%), Murcia (7%), Navarra (6,1%), País Vasco (5,8%) o Cataluña (5%) han conseguido salir de la depresión económica de una manera más satisfactoria a lo que lo ha hecho la media del conjunto de las regiones.
En el otro extremo del espectro encontramos los territorios que no solo han crecido menos, sino que siguen teniendo un PIB inferior al de 2008. En este grupo se sitúan cuatro comunidades autónomas: Asturias (-4,2%), La Rioja (-3,5%), Cantabria (-0,4%) y Comunidad Valenciana (-0,3%).
A nivel más general, las comunidades que peor afrontaron la crisis fueron las más pobres. Aunque durante la recuperación también han sido las que mejor paradas han salido, su balance global en relación a las comunidades ricas es negativo. Es decir, el incremento de desigualdad entre regiones producido durante la crisis no ha sido revertido en su totalidad por la mejor recuperación de éstas desde 2014, arrojando así un incremento de la desigualdad interregional desde 2008.