Madrid Central tiene los días contados. El pacto que trenzaron Partido Popular, Ciudadanos y Vox para hacer alcalde a José Luis Martínez-Almeida contempla la reconversión y transformación del proyecto. La primera medida para avanzar en esta dirección será la aprobación de una moratoria que supondrá el fin efectivo de las multas impuestas a quienes circulan por la almendra sin ser residentes en dicha zona de la capital o contar con una autorización especial.
El gobierno municipal ha anunciado que la tarea de desmontar Madrid Central se realizará de la mano de los grupos afectados por el cierre al tráfico. Martínez-Almeida ha pactado con Vox el regreso a un escenario de libre circulación, mientras que su acuerdo con Ciudadanos contempla una reconversión del protocolo, de modo que hay dos fórmulas encima de la mesa pero ambas pasan por decirle adiós al paradigma actual.
Preguntado por esta cuestión, Martínez Almeida ha señalado que hay dos grandes razones para tumbar las prohibiciones y restricciones que introdujo Manuela Carmena con la aprobación de Madrid Central. En primer lugar estarían los datos de polución, que han evolucionado a peor desde que entró en vigor el proyecto. En segundo lugar están las quejas de los comerciantes, que llevan meses denunciando la caída de ventas provocada por el veto al coche.
"La Unión Europea exige resultados eficientes en materia de lucha contra la contaminación. Eso no significa que la Unión Europea exija Madrid Central. No podemos caer en esa trampa", ha denunciado el nuevo regidor. "Este no es el modelo adecuado y, desde esa premisa, trabajaremos de forma inmediata para cambiar las cosas", zanjó en rueda de prensa.
Efecto frontera
Libre Mercado ha estudiado la evolución de la polución en las estaciones de calidad del aire que ha desplegado el Ayuntamiento por distintos barrios de la capital. La conclusión es devastadora: la contaminación ha subido un 17% desde que funciona Madrid Central y solo dos de los veinticuatro puntos registran hoy menos polución que en los ocho años precedentes.
Se constata así el llamado efecto frontera: es cierto que la intensidad del tráfico ha bajado en la almendra y que esto ha favorecido una reducción de las emisiones en dicha área, pero la caída ha sido de apenas un 3,7%, mientras que en las zonas colindantes al centro se experimentan repuntes de hasta un 34%.
Por tanto, el tráfico no desaparece, sino que se desplaza, y esto genera a su vez más contaminación, al saturarse la circulación, prolongarse los atascos y aumentar las emisiones contaminantes de los automóviles.
Golpe al comercio
Las empresas con sede dentro de Madrid Central nunca vieron con buenos ojos la decisión de cerrar la almendra al tráfico. De hecho, se ha constituido una Plataforma de Afectados por Madrid Central que agrupa a todo tipo de negocios: comercios, hoteles, restaurantes, supermercados, discotecas, teatros, transportistas…
Según datos recogidos por Libre Mercado y elaborados con una encuesta a más de 1.300 empresas, las ventas de los comercios de Madrid Central se hundieron un 13% en enero y febrero. Dicho porcentaje fue similar a la caída de la facturación registrada en la campaña de Navidad, cuando Madrid Central estaba aún en fase piloto. Entonces, las ventas fueron un 14,8% menores que un año antes, cuando no existían vetos a la libre circulación del automóvil.