A pesar de que pareciera que el negocio de Cabify va viento en popa, lo cierto es que la compañía todavía no ha logrado salir de las pérdidas desde su creación en 2011. La empresa de vehículos de alquiler con conductor y principal competidor de Uber en nuestro país ha puesto este martes sobre la mesa algunas de las cifras más relevantes de su negocio en las jornadas que organiza la Universidad Menéndez Pelayo, la Asociación de Periodistas Económicos (Apie) y patrocina BBVA.
"Esperamos que este año o el próximo se convierta en una empresa rentable y que todo esto se pueda mantener en el futuro", ha declarado el cofundador de la compañía Vicente Pascual. El año 2018 ha sido un año clave en la compañía, que se ha visto involucrada en plena guerra del taxi, que ha convocado diversas huelgas en Madrid y Barcelona que se terminaron a principios del 2019.
La empresa ha hecho pública que la facturación en nuestro país se elevó un 98% de 2017 a 2018, desde los 73 millones de euros de 2017 hasta los 144 millones. Respecto al resultado de explotación, en el último año, Cabify cerró con unas pérdidas de explotación de 4 millones de euros, lo que equivale al 2,7% de sus ventas. No han sacado a la luz el resultado final del ejercicio 2018. Al no ser capaz de obtener beneficios, Cabify todavía no tributa por el Impuesto de Sociedades en España. "Esperamos estar pagando el Impuesto de Sociedades muy pronto, que eso significa que estamos obteniendo rentabilidad", ha dicho Pascual.
El directivo ha reconocido que "estamos bajo el ojo público" a nivel fiscal, debido a que "se dice que no pagamos impuestos y eso es falso". Pascual ha enumerado la lista de tributos que abonan en nuestro país, y entre "IVA, impuestos al carburante, sueldos y salarios", suman más de 8 millones de euros. "Pagamos en España todos los impuestos que hay que pagar", ha insistido.
Barcelona y Madrid Central
Que Barcelona haya establecido la obligatoriedad de precontratar sus servicios a los clientes ha supuesto un duro golpe para el negocio en la compañía en la Ciudad Condal. "Ha afectado, es una restricción que dificulta el acceso al servicio y esas dificultades se han traducido en que la gente tarda más en acceder en la aplicación. Esto tiene implicaciones no solamente en el número de usuarios y velocidad a la que podemos dar servicio en Barcelona, sino que también tiene impacto en nosotros, ya que esta regulación está siendo lesiva para el crecimiento. El progreso no es quitar opciones a los ciudadanos", ha criticado. Cabify, que en un principio abandonó Barcelona tras la medida, volvió a operar en la ciudad después de encontrar una argucia legal para evitar la precontratación.
Pascual no ha querido pronunciarse sobre la promesa de Martínez Almeida, el nuevo alcalde de Madrid, de revertir Madrid Central. A diferencia de los vehículos de los particulares, con la medida de Carmena los vehículos de Cabify y el resto de VTC tienen vía libre para circular por el centro de la capital. Pascual ha apelado al diálogo con los políticos, aunque también ha señalado que el vehículo privado "no es la mejor opción para hacer que las ciudades sean más habitables".