Las estrellas políticas del comunismo en España no parecen dominar el lenguaje de la comunicación tal y como hacían sus predecesores en la antigua URSS. Desde el líder supremo Pablo Iglesias hasta el mismo Echenique, ninguno ha sabido salir airoso cuando los periodistas los han puesto contra la espada y la pared. Bien cierto es que si adquieres una mansión de lujo en una urbanización de empresarios de nivel cuando predicas justo lo contrario, poca escapatoria tienes. Pero, si algo caracteriza a estos neosoviets, es que, al igual que para su idolatrado dictador venezolano, faltar a la verdad es lo de menos.
Con Iglesias hemos topado
Por la boca muere el pez y también Pablo Iglesias. Donde dije digo, digo Diego. El político, que dijo que jamás confiaría la cartera de Economía a nadie que comprara una vivienda de 600.000 euros [en alusión al exministro Luis De Guindos], resulta que se hace con un chalet de 600.000 euros. Pero, como es comunista y de izquierdas, goza de especial inmunidad en sus palabras.
¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000€ en un ático de lujo? http://t.co/4EhKia0d vía @el_plural
— Pablo Iglesias (@Pablo_Iglesias_) August 20, 2012
Quizás el izquierdista piense que se puede engañar a su querido proletariado sin pagar ningún precio. Iglesias alegó entonces que su casoplón era "una casa de campo". Eso sí, una humilde morada de 2.000 metros cuadrados, la más grande de la urbe de Galapagar, dicho sea de paso. Pero el comunista lo resuelve respondiendo en una entrevista sobre su patrimonio que "si es rico, lo es pero en número rojos". Y así, sin más, se quita de un plumazo tener que explicar su enriquecimiento económico.
Hay que decir que adoptar una postura victimista siempre funciona en estos tiempos postmodernos. El líder de la formación morada, cariacontecido, respondía a la tormenta mediática que reprobaba su adquisición casi millonaria: "¿Es que yo no me puedo comprar una casa como todo el mundo?". Y se queda tan ancho.
Echenique y su empleado en negro
Aunque para especialista en echar balones fuera está Pablo Echenique. El defensor a ultranza de los derechos de los trabajadores tenía sin contrato laboral y pagando en negro a su asistente. El exsecretario de Organización de Podemos se hizo el loco con el fraude y dijo que "creía que su enfermero era autónomo". Poco después, y tras la que le cayó, terminó por concluir que "jurídicamente las cosas son complicadas".
Y, para colmo, como si de justicia poética se tratara, la noticia saltaba a los medios al poco de publicar Podemos un tuit que rezaba: "Es una vergüenza que tengamos a cuidadoras sin pagarles la seguridad social".
"Es una vergüenza que tengamos a cuidadoras sin pagarles la seguridad social" @pnique #PablosEnAndalucía
— PODEMOS (@ahorapodemos) May 13, 2016
La sentencia dictada por un Juzgado de Zaragoza y que condena al podemita a pagar 1.000 euros de sanción fue recurrida por Echenique. Actualmente, y pese a que un juez ha dado la razón al trabajador, el político sigue sin admitir los hechos. En casa de Echenique, cuchillo de palo.
"El beneficio" de Espinar
Otro mediático podemita de pro, (ahora ex-Podemos y dolido con Iglesias) es Ramón Espinar. Al igual que sus socios, es todo un hacha en resignificar términos. Para el político, una VPO no es una vivienda de protección oficial, se trata de una "vivienda joven".
Durante la rueda de prensa que organizó para dar explicaciones, probablemente, pensó dónde estaba la puerta de salida más cercana. Sus excusas infantiles sobre la adquisición de su inmueble social y lo que había ganado con la venta no tenían ni pies ni cabeza: "La venta de los pisos que tienen algún tipo de protección establece plazos. No se puede vender a precio de mercado un piso de protección. En este caso tenían que pasar 10 años para vender a precio de mercado. Por eso lo vendí al precio que fijaba la Comunidad de Madrid", explicaba en su momento sin entender ni él lo que decía.
Y remató su declaración argumentando que él no había obtenido ganancia alguna porque, según alegó, "no hay beneficio, lo que hay es una diferencia entre el precio de compra y precio de venta". Con esta aseveración pudo Espinar dormir tranquilo con su conciencia de clase.
Errejón y su beca black
De los casos más sonados que cosechan en Podemos destaca también el capítulo de Errejón y su beca black en la Universidad de Málaga. El expodemita recibía 1.845 euros brutos mensuales por el proyecto "La vivienda en Andalucía. Diagnóstico, análisis y propuestas de políticas pública". El trabajo era presencial y de 40 horas semanales, pero en la Universidad no le vieron el pelo. Eso sí, el dinero lo percibía: hasta 16.000 euros llegó a embolsarse del erario público.
Para justificarlo, garantizó que no fue a Málaga y estaba en Madrid porque encontraba en la gran capital más documentación para su estudio. Qué duda cabe que, si estás analizando las viviendas en Andalucía, lo mejor es irte a Madrid. La Universidad no se lo tragó y lo inhabilitó rescindiendo la beca automáticamente. Pero en su línea errejoniana, el podemita seguía en sus treces rehusando a suscribir la carta que la Universidad de Málaga envió al programa de la Es la tarde de Diéter de esta casa.
Monedero y su informe fantasma
Aunque de todos los bochornosos capítulos del partido morado, el informe fantasma de Juan Carlos Monedero quizá se lleva la palma. Ok Diario sacó a luz una información que revelaba la supuesta financiación de Podemos a través del narcorégimen chavista. El Banco Alba, vinculado a la dictadura bolivariana, habría pagado 425.000 euros al fundador de Podemos, Monedero, por un informe que en la actualidad no se sabe dónde se encuentra.
Tras conocerse la noticia, Monedero abandonó el partido por el escándalo. La prensa española publicó que quería defraudar a Hacienda la cifra cobrada. Al parecer, transfirió los fondos a una cuenta de su empresa para tributar a través del Impuesto de Sociedades y ahorrarse 130.000 euros de IRPF. Pero el plan se le torció, y el comunista presentó de urgencia una declaración a Hacienda complementaria evitando ser sancionado por el Fisco. Aún así, y para no enturbiar aún más la imagen del partido, decidió poner fin a su trayectoria política –al menos, en la primera línea–.
No obstante, y pese a los acontecimientos, Monedero continúa señalando a los medios de comunicación haciéndose pasar por una víctima "de los fascistas" y con eso ya está todo explicado y solucionado.