La última reunión de los ministros de Hacienda del G-20, celebrada la pasada semana en Japón, se saldó con la creación de un grupo de trabajo que aspira a desarrollar una ofensiva fiscal contra gigantes tecnológicos como Facebook, Google o Amazon. El objetivo último de los gobiernos reunidos en Tokio es eliminar cualquier práctica que resulte en la reducción efectiva de los tributos pagados por dichas compañías.
En un comunicado conjunto, los titulares de Hacienda señalan que "se están dando grandes avances que permiten responder a los retos fiscales que entraña la digitalización. Nuestra meta es seguir consolidando este progreso y llegar a un escenario de consenso que nos permita publica un documento marco en 2020".
Los gobiernos de Reino Unido y Francia han sido los más influyentes en las reuniones del G-20 y han insistido en canalizar la ofensiva por dos vías: por un lado, endurecer las reglas que permiten derivar beneficios de un país a otro; por otro lado, crear un "suelo mínimo" en el Impuesto de Sociedades que limite el alcance de deducciones y exenciones varias.
La postura de EEUU, Francia y Reino Unido
No todos los países del G-20 están de acuerdo. Así, el responsable del Tesoro de Estados Unidos, Steve Mnuchin, ha reconocido abiertamente que el gobierno de Donald Trump "observa con preocupación las propuestas de fiscalidad empresarial que han hecho nuestros socios franceses y británicos. Tendremos que revisar los aspectos técnicos para llegar a un acuerdo".
Mnuchin insistió en que las nuevas reglas no pueden diseñarse como un traje a medida creado para golpear a las grandes tecnológicas de Silicon Valley. Sin embargo, los representantes europeos presentes en el G-20 insistieron en la reducida fiscalidad que pagan las empresas del sector, a menudo gracias a sus estructuras en Holanda, Irlanda o Luxemburgo.
El titular de Finanzas del gobierno francés, Bruno Le Maire, declaró en Tokio que "no se le puede exigir a los ciudadanos de a pie que paguen impuestos mientras ven que ciertas empresas giran sus beneficios a jurisdicciones de impuestos bajos, con ánimo de escapar de Hacienda". El gobierno británico fue algo más comedido, pero también insistió en esta línea durante la reunión.