Hasta los inspectores se quejan de los nuevos registros horarios. La puesta en marcha de la norma que obliga a las empresas a llevar a cabo el registro diario de la jornada de sus trabajadores ha duplicado la carga laboral de los inspectores de Trabajo, una plantilla de unas 1.800 personas. Por ello, coincidiendo con el primer mes de aplicación de esta medida, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) reclama un incremento de inspectores y subinspectores de Trabajo.
Hasta ahora, los inspectores han detectado controles horarios "poco rigurosos y chapuceros, en casos como el de una empresa en la que sus trabajadores firmaban desde el martes el registro de la semana completa hasta el viernes". Este tipo de incumplimiento puede ser sancionado con unos 1.200 euros. Para el sindicato, el registro diario de jornada es un avance, aunque no será efectivo en la inmensa mayoría de las empresas, como consecuencia de la Ley de Libertad Sindical que impide de facto una representación sindical que controle su aplicación.
"Desde CSIF, consideramos que hacen falta algunos meses más para evaluar la eficacia del registro, que no es otra que aflorar las horas extraordinarias fraudulentas y atajar la precariedad. Si en los próximos meses se confirma un incremento en el número de horas extra cotizadas a nivel nacional la medida habrá cumplido su objetivo, aunque si no es así, demostrará ser un trámite formal fácilmente eludible y que, sin una plantilla de Inspección acorde a las nuevas necesidades, no tendrá ningún sentido", añade el sindicato.
Desde que se puso en marcha el registro, los inspectores recaban información en sus visitas a los centros de trabajo para confirmar si ya está operativo y si se cumplen las condiciones previstas en la norma. Como parte de este trabajo de inspección y requerimiento, si no está en vigor, piden datos adicionales sobre el estado de las negociaciones con los representantes de los trabajadores para su puesta en marcha.