El Palacio Municipal de Congresos de Madrid ha acogido –como ya es tradición– la Junta General de Accionistas de Repsol en la que el Consejo de Administración, capitaneado por Antonio Brufau, su presidente, y Josu Jon Imaz, su consejero delegado, han dado cuenta de los resultados empresariales, los retos a los que se enfrenta la compañía, así como los objetivos que se fijan para el futuro.
Además, los accionistas han aprobado la renovación de Brufau como presidente para los próximos cuatro años, hasta 2023, lo que constituirá su último mandato al frente de la compañía. Y para la ocasión, el presidente no ha defraudado y ha vuelto a dar titulares en su discurso.
En el uso de la palabra, Brufau ha comentado el intento del Gobierno de España por asumir el "ambicioso liderazgo" en la reducción de emisiones contaminantes. Según ha dicho, esta declaración de intenciones del Gobierno hay que tomarla con cautela porque amenaza con suponer un importantísimo coste para la industria española sin que, además, eso suponga una reducción real de contaminación, que sólo se desplazaría a otros países "menos sensibles" a la reducción de emisiones.
Se refería Brufau al objetivo incluido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), presentado recientemente por el Gobierno y en el que quieren reducir un tercio las toneladas de dióxido de carbono que se emiten a la atmósfera en los próximos 13 años, lo que significa multiplicar por 2,4 los objetivos planteados por la UE.
En este sentido, el presidente de Repsol ha querido cuestionar la efectividad que este plan pueda tener en la concienciación de otros países en la necesidad de reducir emisiones y puede provocar efectos perversos para los intereses españoles. Tal y como ha recordado, en nuestro entorno hay países que no tienen como prioridad la bajada de emisiones, sino sacar de la pobreza a sus ciudadanos u obtener crecimiento económico.
Así, ponía el ejemplo de la industria del aluminio y planteaba que si España deja de producir aluminio para alcanzar los objetivos climáticos y se importa de Turquía, impactaría negativamente en nuestra industria, en nuestra balanza comercial y, además, no se reducirían las emisiones, sólo se trasladarían. Además, ha recordado la importancia del sector industrial en España: "La industria genera trabajos de gran valor añadido y salarios dignos, crecimiento, investigación y futuro".
Por otro lado, si tenemos en cuenta que en Europa sólo se genera el 10% de las emisiones de todo el mundo, podemos hacernos una idea del impacto que podríamos tener en los objetivos globales a costa de un precio muy alto para nuestra industria. En paralelo, ha recordado que hay otros países como China, que emiten el 28% de los gases de efecto invernadero del planeta, y que no tienen ninguna intención de cumplir el objetivo de París.
Es más, según ha recordado, hay once países de la UE que no están dispuestos a renunciar al carbón en 2030, y Alemania no antes de 2038, y Europa asignó a España un nivel de reducción de emisiones del 14 % en 2030 respecto a 2017, es decir, 47 millones de toneladas, pero España en su Plan de Energía lo multiplicó por 2,4 veces, hasta los 114 millones de toneladas, lo que supondría reducir una de cada tres toneladas emitidas.
Brufau, que se ha preguntado si la industria, la sociedad y los hogares españoles son capaces de reducir un tercio las emisiones en trece años, ha señalado que el objetivo de no elevar en más de dos grados la temperatura del planeta pasa también por planes de reindustrialización y de tecnología.
Antonio Brufau ha indicado que su compañía aboga por un proceso de transición energética que combine la reducción de emisiones con la reconversión de la industria. Asimismo, ha dicho que la transición energética debe ser ordenada y posibilista, al margen de ideologías y de influencias de grupos de interés, y ha señalado que hay "demasiadas voces" opinando en el país.
No obstante, y tal y como ha destacado Josu Jon Imaz en su intervención, Repsol ha dado "un paso importante en su compromiso de ser un jugador clave en la transición energética", adaptando todos sus procesos para reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero en todos los procesos de la compañía.
Por último, presidente y consejero delegado han sacado pecho de los resultados de la compañía que ha podido ofrecer al accionista una importante retribución total en los últimos tres años, logrando aumentar la retribución al accionista mediante scrip dividend a 0,95 euros por acción.