La Ingobernable es uno de los edificios emblema del comunismo y del movimiento de okupación en Madrid. Es el símbolo de resistencia anticapitalista y un centro social, tal y como describen sus gestores, pero, en realidad, no es otra cosa que una usurpación de un bien público, patrimonio de todos los ciudadanos. Un robo del que se enorgullecen sus ladrones y que ha pasado a ser propiedad de una veintena de colectivos que se han agenciado para ellos el número 39 de la calle Gobernador. Y, ojo, porque no piensan desalojarlo ni devolverlo al Ayuntamiento .
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha desestimado el recurso de La Ingobernable contra el contencioso-administrativo que impuso el Ayuntamiento de Madrid para llevar a cabo su desalojo. La sentencia, por tanto, elimina toda posibilidad de que los okupas se salgan con la suya. Es decir: si la alcaldesa Manuela Carmena quisiera echarlos y recuperar el lugar, no hay lugar a dudas de que el TSJM se lo ha puesto en bandeja, aunque no será así. Su intención y la de su leal concejala Rita Maestre es la de pactar una solución amistosa con los dueños de La Ingobernable.
Complicidad ideológica
La líder de Ahora Madrid pretende ceder la mitad del edificio a los okupas, regalarles la mitad de la tarta. Esta maniobra anunciada por Maestre intenta dar una salida suave para el momento del lanzamiento. La razón, apuntaba Silvia Saavedra, la número 3 de Ciudadanos por Madrid, no sería otra que la complicidad ideológica que sienten los concejales del equipo de Carmena por los representantes de La Ingobernable: "Tus ediles la llaman La Ingo, nunca los vais a desalojar", reprochaba la política de Cs a la alcaldesa durante el debate electoral en TeleMadrid. En la misma línea se pronunciaba el candidato de Vox a la alcaldía por Madrid, Ortega Smith, quien recordaba que La Ingobernable representaba "un chiringuito más de los amigos de Ahora Madrid".
Libre Mercado ha comprobado el tipo de asociaciones que realizan actividades, talleres y cursos dentro del gran edificio okupado. La línea es bien clara, extremismo izquierdista con lo mejor de cada casa: Ecologistas en Acción, Democracia Real Ya, Abrir la Brecha, Asociación Vecinal de Sol y Barrio de las Letras, Foro contra la OTAN, Contra el Diluvio (contra el cambio climático), Indignados del Heteropatriarcado y grupos ultra feministas, además de los pro-okupación como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), forman parte del entramado dirigente.
Mención aparte merecen los apoyos de los que se jactan tener en La Ingobernable. Uno de ellos es Errekaleor Bizirik, un colectivo abertzale que publica en sus redes sociales eslóganes tales como "Vota HB, lo que más les duele".
rez betetako irratsaio berezia egingo du Hala Bedik @Errekaleor-etik igande gauean https://t.co/w7ywvAHtQe
— Hala Bedi (@halabedi) May 23, 2019
El espíritu antisemita tampoco podía faltar dentro del batiburrillo de ideas radicales del espectro de izquierdas. La asociación Boicot Israel tiene su sede en el edificio que Carmena quiere salvar. Este colectivo de odio a los judíos se autodefine como "grupo local de la campaña internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones de solidaridad con la lucha del pueblo palestino contra la colonización, el apartheid y la ocupación israelí".
O todo o nada
Tras conocer la última oferta del consistorio madrileño, el centro social okupado ha rechazado y menospreciado la propuesta de Carmena. No quieren la mitad, o todo o nada. "Sin margen de maniobra, sin tiempo para continuar hablando, sin una propuesta de proyecto por su parte, nos obligan a un todo o nada. Lo tomáis o lo dejáis. Plata o plomo. ¿Chantaje? ¿Presión? ¡Dinámicas chungas!", manifestaban los radicales.
En su negativa, insistían en recordar que "Manuela Carmena quiere la mitad de la Ingo sin diálogo saltándose los procesos colectivos. Ni sabemos para qué. ¿Un obrador gigante de magdalenas? ¿El Palacio de verano de Jorge García Castaño? Nos vemos obligadas a decir que no. Nos debemos a los acuerdos colectivos tomados", publicaban desde La Ingobernable.
Frente a esta solución que da el Ayuntamiento se encuentra la oposición de Ciudadanos, PP y Vox. Las tres formaciones fueron claras y coincidían en que el edificio sede de okupas será clausurado y se iniciará el inminente desalojo para fines que interesan a todos los madrileños si los resultados electorales les son favorables.