El importante aumento de la deuda municipal de Madrid bajo gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón obligó a su sucesora, Ana Botella, a aplicar un plan de ajuste que redujo notablemente los gastos del consistorio. Aquella iniciativa buscaba generar superávit y, a pesar de desarrollarse en plena crisis económica y financiera, consiguió dejar atrás los números rojos acumulados en el pasado.
Bajo el gobierno de Manuela Carmena, ese superávit ha seguido en pie. En 2018, el saldo favorable se movió en el entorno de los 1.000 millones de euros. Sin embargo, esta cifra merece, cuando menos, dos aclaraciones: por un lado, es importante recordar que Carmena ha subido los impuestos más de 325 millones; por otro lado, la incapacidad de gestión del equipo municipal ha hecho que el 60% del gasto anunciado para 2018 quedase sin ejecutar.
En consecuencia, aunque la deuda ha seguido bajando y el superávit no se ha evaporado, la situación fiscal del consistorio es hoy mucho peor, puesto que la ejecución presupuestaria baja y los ingresos tributarios se disparan. Dicho de otro modo: los contribuyentes pagan cada vez más y reciben cada vez menos. Es por eso que, coincidiendo con las elecciones municipales, el equipo económico de Vox ha repasado las cuentas del consistorio con ánimo de desarrollar un plan de gobierno para el candidato conservador, Javier Ortega Smith. El resultado de este análisis apunta que hay al menos 806 millones de euros de gasto excesivo en el Ayuntamiento de la Villa y Corte.
El capítulo de gastos de personal suma 21,7 millones de euros redundantes, que se explican principalmente por ineficiencias y duplicidades. No hay que olvidar que la plantilla de trabajadores del Ayuntamiento ha seguido engordando durante la legislatura, tanto en su estructura formal como de forma indirecta, mediante subcontrataciones y subvenciones.
Los gastos corrientes también encierran un importante desajuste. Según la evaluación que ha realizado Vox, hay 41,1 millones de euros de despilfarro en este punto, pero también existe margen para aflorar un ahorro de 71,2 millones mediante políticas de eficiencia en el gasto. En total, 112,4 millones de euros. Las transferencias corrientes se llevan la parte del león, puesto que incluyen 200,8 millones de euros que podrían ser ajustados sin que ello supusiese un golpe a la estabilidad económica de la ciudad. Por último, hay 56,7 millones que podrían ser recortados en las transferencias de capital, así como 6,7 millones de ineficiencias en las inversiones municipales y 2,6 millones que no serían necesarios para mantener el fondo de contingencia del gobierno local.
En total, Vox estima que se puede reducir el gasto del Ayuntamiento en 400,8 millones de euros durante el primer año de aplicación de su plan de austeridad. Pero este primer paso sería solo el comienzo, puesto que se podrían generar ahorros adicionales durante el resto de la legislatura. Esta vez, la ganancia extra de eficiencia sería de 176,3 millones de euros en el segundo año, 127,5 millones en el tercero y 101,2 millones en el cuarto. Así las cosas, el programa económico de Vox para el Ayuntamiento tiene la posibilidad de reducir el gasto innecesario e ineficiente en 805,8 millones de euros al término de la legislatura.