La conferencia semestral de Jurgen Donges en la Fundación Rafael del Pino se ha convertido en todo un clásico de la discusión económica en la capital de España. Esta vez, la intervención del profesor teutón giró en torno al contexto de desaceleración económica que se viene observando en las economías de Occidente.
"La Eurozona ha dejado atrás el ciclo expansivo. Las previsiones de crecimiento para este año y el próximo están siendo recortadas a la baja de forma reiterada y generalizada. La desaceleración ya está siendo constatada por los principales organismos nacionales e internacionales de predicción económica", señaló.
El Catedrático Emérito de la Universidad de Colonia advirtió que "el crecimiento de la Eurozona en 2017 fue del 2,5%, mientras que en 2018 ya se produjo una corrección hasta el 1,8%. De cara a 2019, el aumento de la actividad se va a moderar mucho y, de hecho, puede que no llegue siquiera al umbral del 1%".
"El principal soporte del crecimiento es ahora la demanda interna, por la vía del consumo privado, que se beneficia de los tipos de interés, aún muy bajos, y del mejor comportamiento del mercado laboral, que ha dejado atrás los años de elevado desempleo. Sin embargo, los cuatro grandes países de la Eurozona encaran un franco empeoramiento de sus perspectivas de crecimiento", alertó el ex asesor de la canciller Ángela Merkel.
Donges apuntó que "España sigue en niveles de crecimiento que son notables, pero en esos aumentos de actividad que aún están por encima del 2% hay mucho de inercia y poco de reformas, de hecho creo que muchos de los factores fundamentales del crecimiento económico en España se están deteriorando".
El economista germano lamentó que "prevalece el convencimiento de que, si se manifiesta una corrección económica aún mayor, la desaceleración se puede frenar con estímulos fiscales a la demanda agregada". Además, apuntó que "el BCE no tiene ya muchas más vías de acción", puesto que "se está jugando su credibilidad al insistir en redistribuir rentas y riesgos desde los países más endeudados hasta los países con más disciplina presupuestaria".
Digitalización y empleo
Refiriéndose a la necesidad de relanzar el crecimiento, Donges pidió que se despejen las barreras que frenan la modernización productiva, pero sin que ello suponga discriminar entre unas tecnologías y otras: "en términos hayekianos, se podría decir que las Administraciones Públicas actúan con una fatal arrogancia en el ámbito de la ciencia, porque una y otra vez insisten en dictar qué cuestiones tecnológicas deben prevalecer o qué start ups deben ser favorecidas. Esas respuestas las tiene que dar el mercado. Cuando desde la política se apuesta por una tecnología se puede estar dejando en una situación de desventaja a otra solución que, quizá, es más eficiente".
Donges declaró que "la condición indispensable para el crecimiento económico satisfactorio es aceptar los cambios del sistema productivo y de la estructura ocupacional…y adaptarse a ellos. De cara al futuro, veremos cambios ligados a los procesos de digitalización y robotización. En vez de resistirlos, hay que entenderlos y aprovecharlos".
"Lo que es seguro es que el trabajo va a cambiar, pero eso no significa que desaparezca. La digitalización no es un monstruo, tiene aspectos muy positivos, por ejemplo ayuda a inyectar dinamismo en la economía y, con ello, contribuye a relanzar el crecimiento. Si la economía es dinámica y flexible, esto supone la aparición de incontables oportunidades de empleo", afirmó el economista teutón.
Apuntes finales
En los últimos minutos de su charla, el conferenciante lamentó también "la contracción demográfica, que disminuye la fuerza laboral y reduce el potencial de crecimiento" y cargó contra "la baja productividad laboral, ligada principalmente a procesos formativos inadecuados". También denunció "el proteccionismo contraproducente de Trump" y pidió al eje Berlín-París "que deje de promover viejas ideas, como la de los campeones industriales europeos, y se centre en políticas de oferta de largo alcance".