El candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, y el aspirante comunista a la Puerta del Sol, Íñigo Errejón, afirman una y otra vez que el modelo liberal implantado en Madrid por el Partido Popular genera todo tipo de desigualdades e injusticias sociales.
Sin embargo, los números referidos a la llegada de inmigrantes muestran que la región de la capital de España es el destino predilecto de quienes se trasladan a nuestro país en busca de nuevas oportunidades. Aunque Gabilondo y Errejón insisten en plantear un relato negativo de la realidad madrileña, miles de personas hacen las maletas todos los años para llegar a España con la intención de instalarse en la capital.
Tomando como referencia las estadísticas del INE, fijémonos primero en la población extranjera. Antes del estallido de la crisis, estos indicadores llegaban a ser de 108.647 entradas al año. Esta rúbrica se reduce a raíz de la Gran Recesión, pero incluso en los momentos más duros de la crisis sigue arrojando un saldo favorable cercano a las 45.000 llegadas. Eso sí: desde 2013-2014, la recuperación ha empujado estos números hasta niveles que rondan las 90.000 entradas.
Aún más interesante, si cabe, es la serie estadística que mide los traslados de personas que cuentan con la nacionalidad española y que optan por regresar a nuestro país para instalarse en Madrid. Entre 2008 y 2013, mientras el grueso de las comunidades autónomas perdía población por la salida al extranjero de miles de ciudadanos, la región de la capital consiguió mantenerse en cifras positivas que oscilaron entre el mínimo de 2010, con 2.276 retornos, y el máximo de 2011, con 8.573 regresos. Estos números empiezan a crecer con fuerza a partir de 2014, cuando se alcanzan los 11.156 retornos, y siguen aumentando en 2015 (14.254 traslados), 2016 (17.590 regresos) y 2017 (21.628 entradas).
Por tanto, aunque la izquierda política madrileña insiste en dibujar a la región como un polo de desigualdad e injusticia, los datos de inmigración y las cifras de retornos de ciudadanos nacionales muestran que, a la hora de votar con los pies, miles de personas apuestan por Madrid y su paradigma favorable al libre mercado.