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Manuel Fernández Ordóñez

Vender energía 100% renovable o cómo tomar a tus clientes por imbéciles

En los últimos años han aflorado multitud de compañías comercializadoras de electricidad que te ofrecen energía 100% verde, pero es totalmente falso.

En los últimos años han aflorado multitud de compañías comercializadoras de electricidad que te ofrecen energía 100% verde, pero es totalmente falso.

Los mercados son, probablemente, la institución de cooperación social más eficiente que existe. Millones de personas anónimas, sin contacto entre ellos, sin hablarse, sin ponerse de acuerdo son capaces de coordinar a los productores de bienes y servicios a nivel mundial. Y lo hacen sin querer, sin pretenderlo, simplemente tomando decisiones de manera unilateral que se basan exclusivamente en la búsqueda del beneficio propio, de querer prosperar y mejorar tus condiciones actuales o simplemente de sentirse mejor. La paradoja del mercado surge precisamente aquí, la búsqueda de ese beneficio individual es lo que obliga a los productores a ofrecer aquello que satisfaga los deseos de los consumidores, si no lo hacen nadie les comprará (a no ser que nos obliguen) y quebrarán. La historia está llena de casos de éxito de aquellas empresas que supieron dar a la gente lo que quería y por eso han triunfado, y viceversa.

Los que defendemos la soberanía del consumidor, la libertad de elección y acción como fin último, sabemos y aceptamos que aquello que los consumidores desean no tiene por qué estar justificado por medios racionales. Ni siquiera tiene por qué ser verdad o ser bueno para ellos. Simplemente lo quieren y punto. Yo no juzgo lo que quieren los consumidores, no me creo con derecho ni superioridad moral para elegir por ellos o decirles lo que tienen que desear o comprar. Pero les puedo asegurar que si los consumidores demandan algo, el mercado proveerá ese algo aunque su utilidad sea más que cuestionable. Tenemos ejemplos de sobra como la homeopatía, la curación de enfermedades a través de la sanación espiritual o la adivinación del futuro en los posos del café. Tenemos numerosos ejemplos, incluso, en aquellos casos que son directamente insalubres para el consumidor como el tabaco, el alcohol o la droga. El mercado siempre aporta soluciones.

El mercado, en definitiva, provee a los consumidores de aquello que demandan y el mercado eléctrico no permanece al margen de este hecho. En los últimos años han aflorado multitud de compañías comercializadoras de electricidad que te ofrecen energía 100% verde. Estas empresas aseguran en sus folletos promocionales, en sus páginas web y en las redes sociales que si te arrojas a sus brazos toda la energía que recibas en tu casa vendrá de fuentes exclusivamente renovables. Todo muy bien, todo muy bonito, muy sostenible y muy precioso. Si no fuera por el pequeño detalle de que es total y rotundamente falso.

¿Se puede comprar energía 100% renovable?

Las centrales de producción de electricidad en España vierten su energía al sistema eléctrico, que es, para que nos entendamos, como un río que se va nutriendo del agua de muchos afluentes. Cada uno de esos afluentes sería una central eléctrica. Como pueden ustedes imaginar, una vez que el agua está en el río principal, si tomamos un vaso del mismo ¿cómo saber de qué afluente original venía esa agua que estamos bebiendo? Imposible saberlo al ser agua indistinguible y mezclada con toda la demás.

Eso exactamente pasa con la electricidad, que cuando uno enciende una bombilla en su casa no puede saber de dónde viene la electricidad que está llegando (de hecho, técnicamente, no "viene" de ningún sitio como se explica en este artículo de Naukas titulado El gran timo de los electrones renovables). Y es que las leyes de la física que rigen el sistema eléctrico no se negocian en el Parlamento, no se regulan por real decreto ley, no entienden de ideologías y se pasan el marketing por el arco del triunfo.

Sin embargo, a pesar de este hecho, no solo se permite a las comercializadoras hacer esta publicidad "incorrecta", sino que desde el Estado (a través de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) se da pie a esta flagrante mentira mediante un mecanismo que se denomina Garantías de Origen de la electricidad. ¿Cómo funciona este sistema? Alguien tiene una planta eólica que produce electricidad y la vierte a la red, la CMNC certifica que el 100% de lo que ese alguien produce es renovable. Hasta aquí todo correcto. Entonces, una compañía comercializadora va al mercado mayorista (ojo, no a ese productor sino al mercado mayorista) y compra una cantidad de electricidad igual o menor a la que ese alguien produce y se la vende a sus clientes, diciéndoles que existe un documento que certifica que esa energía es renovable. ¿Se van dando cuenta de por dónde van los tiros?

Todos felices, todos contentos y a dormir tranquilos por lo mucho que nos estamos ocupando del clima y tal. Salvo por un detallito sin importancia: la electricidad que "llega" a tu casa en cualquier momento del día no es la de ese productor eólico, sino la del mix de producción que haya en ese momento del día en el sistema. Es decir, da igual cuántos certificados de origen tenga la energía que compras, las bombillas de tu casa el año pasado se encendieron mayoritariamente con energía nuclear (que es la fuente de energía más relevante en España); la electricidad de Barcelona (con su comercializadora pública y 100% renovable) fue mayoritariamente nuclear (conjuntamente con gas, carbón y también renovables); la electricidad de Madrid, que también presume del 100% renovable, fue mayoritariamente nuclear; y la electricidad de cualquiera que grite a los cuatro vientos que es 100% renovable exactamente lo mismo. Este sistema se asienta en una gran mentira en la que se trata a los consumidores como imbéciles para perseguir una agenda política clara.

Todo esto surge de una perversión del lenguaje. Las garantías de origen no certifican que la electricidad que llega a tu casa es de origen renovable, lo que certifican realmente es que la energía que un generador produce es renovable. Media un abismo entre ambas cosas. Lo único que hay que vigilar para que este tinglado no se caiga es que no se venda más energía renovable de la que la CNMC ha certificado. Volviendo al ejemplo del río, si el afluente de nombre Chinchilla nutre al río principal con 1.000 m3 de agua, habrá una empresa comercializadora que dirá "te suministramos 100% agua del río Chinchilla", lo cual es absolutamente falso, pero el Estado le da a todo esto un halo de "oficialidad" a través de la CNMC, que "vela" porque esa comercializadora no pueda vender más agua (supuestamente) del río Chinchilla de los 1.000 m3 que sabemos que este afluente aporta al sistema.

Es decir, lo que realmente deberían decir las comercializadoras es "te aseguramos que la misma cantidad de energía que te vendemos ha sido producida por alguien a partir de fuentes renovables en alguna parte, pero no la tuya concretamente". Claro, obviamente eso no tiene tanto marketing como el que despliega, por ejemplo, la comercializadora Holaluz en su página web. Allí afirman "toda la energía que comercializamos es de origen renovable: solar, hidráulica, eólica, biomasa y biogás" (lo cual es falso); o "es importante ver la diferencia entre electrones y en Holaluz, la vemos" (esta afirmación produce vergüenza ajena); o "la energía de nuestros productores es 100% verde y es la que vendemos a nuestros clientes sin excepción" (que es doblemente falso, primero porque los productores no son suyos y segundo porque la energía que te venden no es de esos productores, como ya hemos explicado); por no hablar del maravilloso "para nosotros la energía verde no es una opción, es la solución", y luego, sin despeinarse, te ofrecen el suministro de gas en casa. Hilarante, cuanto menos.

¿Qué se pretende con las Garantías de Origen renovable?

Ahora bien, ¿qué se pretende con estas garantías de origen? La idea original es que si los consumidores conocen el origen de su energía podrán demandar un mix concreto y dar al mercado las señales para dirigir las inversiones hacia ese mix. Por ejemplo, en el mundo ideal, si todo el mundo demandara electricidad 100% renovable, es de suponer que las inversiones irían encaminadas en esa dirección. Sin embargo, esto no tiene sentido si únicamente otorgas garantías de origen a las renovables y al resto no, al igual que no tiene sentido si no haces pagar a los clientes lo que realmente cuesta esa energía que están demandando. No vale de nada sacar pecho diciendo que consumes energía renovable termosolar cuando no pagas los 300€/MWh que cuesta, sino que pagas los 45€/MWh del pool mayorista gracias a las nucleares, al gas, al carbón y también a la eólica.

Para que esto fuera un mercado de verdad y no una entelequia playera, el consumidor debería elegir las tecnologías que quiere en su mix de consumo y pagar realmente el precio que cuesta cada una de ellas. De este modo, los que quieran 100% renovables que las paguen y que nos eximan de ese coste a los que consideramos que otro mix eléctrico es más razonable.

¿Qué pasa, por ejemplo, con los que consideramos que la nuclear es una solución mejor para reducir las emisiones de CO2 que las renovables? Entonces veríamos de verdad si la sociedad quiere un 75% de renovables como planea el PNIEC o es un imperativo político al que hay que obligarnos. Fíjense, sin ir más lejos, en una encuesta en Alemania esta semana hemos visto que el 63% de los encuestados dice que no se hace lo suficiente para proteger el clima pero, sin embargo, el 61% está totalmente en contra de un impuesto o tasa para el CO2 o los combustibles que les afecte al bolsillo. De boquilla sí, pero cuando hay que pagar ya no.

Yo, por subirme al carro de la tontuna ésta, exijo que la CNMC cree las garantías de origen nucleares y les doy mi más solemne palabra que la comercializadora que me ofrezca electricidad 100% nuclear me hará suyo para siempre. Eso sí, no pierdan de vista que no es más que una campaña de marketing que nada tiene que ver con la realidad del sistema eléctrico, pero pretenderé irme a dormir tan feliz como los que van al tarot a que les abran los chacras, los que creen que tendrán suerte en el amor porque Júpiter está en conjunción con Neptuno o los que creen que están salvando el mundo porque la electricidad de su casa viene del viento y el Sol… Tan bonito todo.

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