El gobierno de España se prepara para aumentar de forma significativa la presión fiscal. El Programa de Estabilidad 2019 remitido por el ministerio de Economía a los técnicos de la Unión Europea contempla una subida de la presión fiscal que elevaría el peso de los impuestos del 35,1% al 37,3% del PIB a lo largo de la legislatura que comenzará en las próximas semanas.
En total, el crecimiento de los ingresos fiscales que contempla Sánchez equivale a 26.000 millones de euros. Esta cifra supone alrededor de 1.000 euros extra por contribuyente y se articularía a través de la eliminación de bonificaciones, la subida de la fiscalidad del diésel, el repunte de los impuestos especiales, la aplicación de gravámenes especiales a la banca y los servicios digitales, el aumento del IRPF o la subida del Impuesto de Patrimonio.
La avalancha de subidas fiscales que prepara Sánchez contrastan con la hoja de ruta de los tres gobiernos europeos apoyados por partidos políticos de izquierda. Quizá el ejemplo más llamativo es el de Grecia, donde la formación comunista Syriza, que encabeza el primer ministro heleno Alexis Tsipras, ha reconocido abiertamente el rotundo fracaso de su estrategia fiscal, consistente en subir los impuestos.
Según reconoció el pasado mes de marzo el ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, las rentas declaradas al fisco han bajado en 2.400 millones de euros entre 2014 y 2018. Según el Ejecutivo, la ocultación de ingresos ha ido a más y los objetivos de recaudación se han quedado muy por debajo de lo esperado debido a dicha reacción de los contribuyentes. De hecho, Tsipras ha empezado a hablar de bajar los impuestos, planteando una reducción de Sociedades (del 29% al 25%) y del gravamen equivalente al IBI español (que bajaría, de media, un 30%).
Otro ejemplo digno de mención es el de Portugal, donde el socialista António Costa ha seguido la senda económica marcada por el anterior gobierno, de sello liberal-conservador. No hay que olvidar que Portugal podría cerrar el año 2019 con superávit presupuestario y, de hecho, viene de registrar el año 2018 con el menor déficit en cuarenta años. A esto hay que sumarle distintas medidas liberales e incluso algunas rebajas de impuestos, como por ejemplo el tipo reducido del 20% que se aplica en IRPF a los ciudadanos extranjeros que eligen fijar su residencia fiscal en Portugal.
Hay otros cuatro países de peso en los que la izquierda tiene cierta fuerza en las políticas gubernamentales:
- En Francia, el primer ministro Emmanuel Macron viene de las filas del Partido Socialista pero apuesta por bajar el gasto público y los impuestos.
- En Italia, el populismo encarnado por el Movimiento 5 Estrellas y la izquierda moderada del Partido Demócrata apuestan por bajar los impuestos, un campo en el que el consenso es generalizado y el debate gira en torno a qué gravamen debe bajar y cuánto debe aminorarse.
- En Alemania, la coalición entre los conservadores de la CDU y los socialdemócratas del SPD ha planteado una posible rebaja del Impuesto de Sociedades y ha introducido otros recortes moderados que reducen la presión fiscal de los trabajadores.
- En Suecia, el Partido Socialdemócrata ha llegado al gobierno con apoyo de dos partidos de centro-derecha, pero con el compromiso de no subir los impuestos e incluso aumentar algunos tributos.
Así las cosas, Pedro Sánchez nada a contracorriente cuando plantea que el PSOE lidere una ofensiva fiscal que afectará a empresas y trabajadores, puesto que el resto de la izquierda comunitaria apuesta, bien por convencimiento, bien por pragmatismo, por aminorar el peso de los impuestos sobre el sector privado.