El Gobierno, con la finalidad de incrementar la presión fiscal del 35,1% a 37,3% hasta 2022, prevé un primer hachazo de 5.654 millones de euros en 2020. De esta cantidad, la subida del IRPF a las rentas de más de 130.000 euros elevaría la recaudación en apenas 328 millones, es decir, apenas el 6% del incremento fiscal ideado.
Además, lo que no cuenta el Ejecutivo de Pedro Sánchez es que este cálculo podría subestimar la reacción de los contribuyentes afectados a juzgar por algunos de los ejemplos más recientes vistos en Europa, como fue la subida fiscal de François Hollande en Francia durante 2012 a las rentas altas, que terminó con la huida a otros países de algunos de los ciudadanos afectados, entre ellos el actor Gerard Depardieu.
Y es que subir los impuestos modifica el comportamiento de los individuos. Por ejemplo, diversos estudios desvelaron que los estadounidenses preferían realizar trayectos más largos al trabajo (de un estado a otro) antes de pagar mayores impuestos o que cuando el Gobierno Islandés no cobró IRPF en 1987, las horas trabajadas a la semana se incrementaron un 6,7%. Y si esto es lo que sucede con rentas, aún con más razón entre las altas, ya que la cantidad a pagar es muy superior.
Los artículos académicos a este respecto encuentran que, efectivamente, se trata de una máxima que se da también entre los distintos colectivos situados en la parte alta de la distribución de la renta: los impuestos distorsionan el comportamiento de los agentes, también de los que más cobran. Un ejemplo paradigmático es el caso de los futbolistas. Un estudio encontró que un incremento de un 1% de las tasas impositivas netas redujo en un 1% el número de jugadores extranjeros que trabajan en el país en cuestión. De hecho, bajos impuestos atraían jugadores con elevadas habilidades que desplazan a los de una calidad más baja.
Algunos pueden argumentar que el mundo del fútbol no es una pieza clave para el progreso de un país. No obstante, también afecta a trabajadores talentosos de otros sectores. Algunos ejemplos son los investigadores, inventores y científicos más reputados. En el caso de los inventores, exactamente igual que en el caso de los deportistas, se concluye que un incremento de un 1% de los impuestos a la renta de los que más ganan reduce el número de patentes en un 4% y el número de inventores superestrella un 5%.
Y es que se trata de un tema recurrentemente analizado en la literatura, obteniendo resultados bastante consistentes. Este otro artículo que estudia varios países -datos comprendidos entre 1977 y 2003- encuentra que "...la elección de la localización de los inventores superestrella está significativamente afectada por los ratios de impuestos más altos". En concreto, "si el país promedio redujera las tasas impositivas máximas un 10%, sería capaz de mantener un 1% más de sus inventores superestrellas nacionales y atraer un 26% más de inventores superestrellas extranjeros".
Algo parecido ocurre con los buenos científicos, donde "un aumento del 1% del ingreso después de impuestos en un estado de destino (en relación con un estado de origen) se asocia con un aumento a largo plazo del 1,8% del flujo neto de científicos estrella que pasan [...] al estado de destino". ¿Cómo se pretende atraer trabajadores altamente cualificados si al gravarlos con impuestos más altos éste emigra? En conclusión, un impuesto sobre el talento, a largo plazo, nos podría estar perjudicando a todos.
Por otro lado, se puede argumentar que si bien el incremento de los mencionados impuestos puede tener efectos distorsionantes en la economía, el incremento de la recaudación podrá ser invertido en educación u otros servicios públicos con grandes retornos a la sociedad. Pero que haya menos trabajadores o que estos trabajen menos provoca que la recaudación no sea la misma a la que se obtendría si los ciudadanos no reaccionaran a estos cambios impositivos.
O, dicho en otras palabras, subir los impuestos podría, en algunos casos, reducir la recaudación al desincentivar el esfuerzo de los individuos -en el extremo, si el estado te quitase el 100% de tu renta, nadie querría trabajar, entonces la recaudación sería cero-.
Aunque para el total de la población española los estudios indican que incrementos impositivos aumentan la recaudación, esto no parece darse para las rentas más altas. Los resultados que encuentra Félix Sanz para las rentas superiores a 100.000 euros muestran que un incremento fiscal de un 1% reduciría la base imponible en un 3,6%. Así pues, al reducirse más la base imponible de lo que sube la fiscalidad (3,6% frente al 1%), la recaudación no se incrementará como pretende el Gobierno, sino que bajará.
En conclusión, la subida de impuestos a los ricos, que en principio solo suponía una pequeña parte de la recaudación del total que pretende el PSOE (un 6%), podría tener un efecto incluso negativo sobre la recaudación, al ser estos grupos los que más reaccionan a cambios impositivos. Además, se trata de una mala estrategia si se considera un objetivo loable la atracción de talento extranjero (y la retención del propio).