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Mientras España sube impuestos, el resto de Europa hace lo contrario

Bélgica, Francia, Estonia, Letonia, Luxemburgo o Noruega son algunos de los países que ya han empezado a bajar sus impuestos.

Bélgica, Francia, Estonia, Letonia, Luxemburgo o Noruega son algunos de los países que ya han empezado a bajar sus impuestos.
Pedro Sánchez en una imagen de archivo | EFE

Tras ocultar sus intenciones durante la campaña electoral de las pasadas Elecciones Generales, Pedro Sánchez ha enviado a Bruselas la documentación que sustenta su plan de aumentar los ingresos fiscales en 26.000 millones de euros a lo largo de la legislatura que arrancará en los próximos meses y concluirá en 2022.

El impacto que tendrán estas medidas asciende, en promedio, a 1.000 euros de recaudación extra por contribuyente. Pero, ¿cómo va a hacer realidad estos planes el gabinete socialista? Uno de los puntos en los que se quiere centrar Sánchez son las distintas deducciones y bonificaciones del sistema tributario, que movilizan anualmente cerca de 60.000 millones de euros. Otra vía para el ajuste son gravámenes ya conocidos por el fallido plan de presupuestos para 2019, caso del recargo al diésel, la Tasa Google, el impuesto a las transacciones financieras, el aumento del Impuesto de Patrimonio o la subida del IRPF a rentas altas.

Pero, mientras en España se plantean estas fuertes subidas impositivas, en el resto de Europa vemos que la corriente va en dirección opuesta. Un buen ejemplo es Bélgica, donde el Impuesto de Sociedades ha bajado del 34% al 30% y volverá a reducirse entre 2019 y 2020, hasta llegar al 25%. Por otro lado, Bélgica ha modificado las reglas que gravaban al 5% la repatriación de dividendos obtenidos en el extranjero, para dejar dichas ganancias exentas de tributación.

Sonado es el caso de Emmanuel Macron, cuyo gobierno anunció en diciembre un paquete de rebajas fiscales valorado en 10.000 millones de euros, al que se sumarán nuevas reducciones tributarias que acaban de ser comunicadas por el Elíseo y que sumarán otros 5.000 millones de euros al impacto de la reforma. Entre los cambios anunciados, la simplificación de tramos del IRPF y la reducción de los tipos más bajos del gravamen directo por excelencia.

En Estonia también se han producido cambios significativos. No hay que olvidar que el pequeño país báltico destaca por tener el modelo fiscal más atractivo de Europa, gracias a su flat tax en IRPF, Sociedades e IVA. A estas ventajas hay que añadirle un cambio introducido en las reglas del IVA que eximirá del pago de dicho impuesto a las pymes y los autónomos que registren ventas inferiores a 40.000 euros. Hasta este mismo año se vino aplicando una exención menos generosa, que tocaba techo en los 16.000 euros.

Letonia también está moviéndose en la dirección de la rebaja de impuestos. Su Impuesto de Sociedades ha experimentado tres cambios notables: el tipo general baja del 25% al 20%, la base imponible ya no es el beneficio total sino los dividendos repartidos entre los accionistas y las reglas de amortización permitirán la deducción automática y en un solo ejercicio de gastos como la inversión en oficinas, bienes de equipo, maquinaria, equipos informáticos, etc.

En Luxemburgo se han desarrollado también distintos cambios fiscales que afectan principalmente al Impuesto de Sociedades. A partir de 2018, los beneficios derivados de productos o servicios cuya propiedad intelectual esté registrada en el Ducado pueden acogerse a una deducción fiscal que reduce la factura tributaria efectiva en un 80%.

También Noruega ha empezado a bajar la fiscalidad aplicada a las empresas. En este caso, el Impuesto de Sociedades pasó del 24% al 23% entre 2017 y 2018. No solo eso: en 2019 se ha producido un nuevo recorte que llevará el tipo general del gravamen al 22%. Donde no hay cambios es en el fortísimo recargo que se aplica a la industria petrolera y que eleva al 75% la retención sobre los beneficios.

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