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Pensiones en Chile: jubilarse con el 78% del sueldo cotizando el 10% del sueldo

Desde los años 80, el país latinoamericano canaliza las cotizaciones sociales de los trabajadores hacia un modelo de capitalización.

Desde los años 80, el país latinoamericano canaliza las cotizaciones sociales de los trabajadores hacia un modelo de capitalización.
El exitoso sistema de capitalización chileno | Pixabay/CC/freejpg

El gobierno chileno sigue ultimando un proyecto de reforma que pretende actualizar algunas aspectos menores del sistema de pensiones. Desde el año 1980, el país latinoamericano canaliza las cotizaciones sociales de los trabajadores hacia un modelo de capitalización en el que dichas aportaciones se invierten en fondos con distinto perfil de riesgo, generando ahorro durante toda la vida laboral de los trabajadores.

Según los datos oficiales que ha comunicado el gobierno a la Cámara de Diputados (mensaje n. 171-366, con fecha 28/10/2018), el sistema de pensiones chileno exige una cotización mensual del 10% del coste laboral, tres veces menos de lo que vemos en España. La rentabilidad de las inversiones realizadas con los ahorros de los trabajadores alcanza ya el 8,2% anual, descontando la inflación.

El sistema chileno ha logrado una tasa de cobertura muy elevada. Para quienes han trabajado al menos 25 años, las pensiones ascienden, de media, al 78% del último salario bruto percibido. Dicho porcentaje es similar al de nuestro país, pero España exige tres veces más cotización (lo que aumenta el coste del empleo y, por tanto, genera paro y deprime los sueldos) y opera con un sistema que, a largo plazo, arrojará pensiones más bajas (se espera que la tasa de reemplazo se mantenga constante en Chile, pero la proyección para España habla de apenas un 50% en el año 2060).

El modelo de pensiones chileno, diseñado por José Piñera, ha sido exportado con éxito a decenas de países que, total o parcialmente, han incorporado un esquema de capitalización como base para la sostenibilidad de las pensiones. La evidencia empírica muestra que este tipo de modelo genera incentivos favorables al aumento de la inversión y el ahorro, así como mejores datos de empleo y crecimiento. De hecho, los informes disponibles sostienen que entre el 9% y el 15% del crecimiento experimentado por Chile entre 1980 y 2010 se explica por la capitalización de las pensiones.

Retos de largo plazo

Entre quienes cotizan durante más de 30-35 años, los niveles de reemplazo ascienden a niveles de entre el 85% y el 90%. Para trabajadores con menos años de actividad laboral declarada (de 14 a 25 años), la tasa de reemplazo es del 60%. Por tanto, uno de los retos de largo plazo que enfrentan las pensiones chilenas es asegurar que el mercado laboral gana en flexibilidad y genera más empleo formal y duradero.

En cualquier caso, el sistema ya cubre al 80% de los mayores de 60 años, de modo que el desembolso requerido en materia de pensiones asistenciales es relativamente bajo. Por otro lado, la tasa de pobreza en la vejez ha caído del 23% al 5% en los últimos quince años, conforme el sistema ha entrado en su fase de madura y ha permitido jubilaciones cada vez más generosas.

Otro reto que enfrenta el sistema de pensiones es el aumento de la edad de jubilación. Cuando se implementó el sistema, la esperanza de vida al llegar a los 65 años era de 13 años en el caso de los hombres y de 21 en el de las mujeres. Hoy, esta ratio ha subido a 20 y 30 años, respectivamente. Sin embargo, el promedio de años cotizados ha crecido en menor cuantía (pasa de 17 a 20 años entre los hombres y se mantiene constante en el caso de las mujeres). Esto puede suponer rebajas del 25-30% en la pensión futura, salvo en el caso de que se aumente la edad de jubilación o se revise al alza la cotización aportada al sistema (se habla de subirla en cuatro puntos, del 10% al 14%).

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