Las previsiones económicas y fiscales que manejaba el Gobierno de Pedro Sánchez antes de las elecciones generales y las que que acaba de publicar ahora, tras su victoria en las urnas, incluyen cambios sustanciales tanto a nivel de crecimiento como en materia de déficit y deuda, tal y como recoge el Programa de Estabilidad para el período 2019-2022 que remitió a Bruselas el pasado martes.
El anterior cuadro macro preveía una desaceleración económica del 2,7% en 2018 hasta el 2,3% en 2021, pero ahora lo rebaja medio punto, hasta el 1,8%, mientras que la estimación cae al 2,2% para el presente ejercicio, en comparación con el 2,4% previo.
Pese a ello, el Ejecutivo ha mejorado su previsión de paro para 2019, que reduce al 13,8% de media, frente al 14% anteriormente previsto. Para 2020, prevé que el índice de paro baje al 12,3%, en 2021 al 11% y en 2022 al 9,9%. Asimismo, la creación de empleo se mantendrá ligeramente por debajo del incremento del PIB, con tasas de variación del empleo equivalente a tiempo completo del 2,1% en 2019, que irán moderándose hasta el 1,6% en 2022. El Gobierno achaca la moderación del crecimiento, "en gran medida, a la gradual maduración del ciclo económico", además de a la progresiva desaceleración de la actividad global, en un contexto internacional caracterizado por elevadas incertidumbres.
Algo similar sucede con el déficit público, ya que este año el agujero se situará en el 2% del PIB, frente al 1,3% comprometido inicialmente con Bruselas (unos 9.000 millones de euros más), de modo que el equilibrio presupuestario se retrasará un año, hasta 2022.
Finalmente, como consecuencia de un menor crecimiento y un mayor déficit, el Gobierno del PSOE también eleva la previsión de deuda pública para los próximos años en más de dos puntos adicionales del PIB para 2021, lo que supondría unos 27.000 millones de euros extra frente a la anterior estimación. La nueva senda oficial prevé que la deuda baje del 97,1% del PIB en 2018 al 88,7% al final de la legislatura.