Los vecinos de la calle Jaén del barrio de Tetuán en Madrid viven bajo el terror impuesto por los okupas que han instalado un campamento chabolista debajo de sus terrazas. "Esto es peor que un basurero", relata una de las afectadas a este diario. El mal olor de la basura podrida se siente nada más llegar a la zona okupada. Un edificio que parece abandonado es el nuevo de refugio de una decena de okupas que viven amenazando al vecindario, según relatan los propietarios.
"Hacen hogueras, entra el humo por las ventanas. Es un auténtico peligro. Hemos llamado al Ayuntamiento, pero nos han dicho que no pueden hacer nada", lamenta una de las dueñas que soporta las continúas peleas de los okupas. El riesgo de incendio es inminente. La comunidad tiene miedo de que ocurra una desgracia y, según nos comentan, por más que han transmitido la situación que están sufriendo, desde los organismos oficiales no han recibido respuesta.
"Hay ratas, moscas, estas personas están asentadas en condiciones insalubres y nosotros lo estamos padeciendo. La Policía viene y dice que no puede echarlos. Nuestras vidas corren peligro, nuestros niños, y a Carmena no parece importarle", se queja compungida Nieves, residente en la calle Jaén desde hace diez años.
Al parecer, y según afirman las víctimas de este pseudopoblado chabolista en pleno Madrid, es un inmigrante filipino el que gestiona los metros que separan una lona sucia de la otra. "Está cobrando de 50 a 100 euros mensuales. Es un delincuente agresivo, nos increpa cuando pasa, igual que el resto de okupas. Saben que no podemos hacer nada y la orden de desalojo tarda muchísimo con el colapso de los juzgados", declara Manuel, quien nos atiende mostrando un estado de crispación y nervios que no le deja dormir.
Vemos algunos que salen en ese momento de la puerta. Con la cabeza alta y pavoneándose, se pasean delante de las narices de los transeúntes que los miran de soslayo con resignación. "La cuestión es que no se trata de una okupación al uso. Esto es un problema de salud común y de amenaza de propagación de plagas de chinches y pulgas. El consistorio debería de actuar de inmediato, pero claro, la alcaldesa como no vive aquí, pues no le importa nada. ¡La que decía que estaba al lado de la clase trabajadora! ¡No se lo cree ni ella!", grita uno de los vecinos desde una ventana cuando se percata de nuestra presencia.
Tal y como ha podido saber Libre Mercado, el inmueble en abandono es propiedad de un banco. A efectos legales, poco puede hacer la entidad, ya que ni la ley de desahucio exprés logra llevarse a cabo con éxito debido al bloqueo de alto número de demandas en los juzgados españoles. Una mujer que viene de hacer la compra nos enseña cómo las cucarachas han entrado a su portal. Proceden de las chabolas. Nos informa que el edificio "tiene dos plantas y en la zona exterior es donde han levantado el asentamiento". La señora asegura que "no tienen agua" y que "cada vez hay más excrementos humanos".
Pero esto no esto todo. El verdadero episodio de terror lo vivieron en sus carnes hace poco. Parece ser que las autoridades policiales se presentaron en plena Semana Santa, ya que "había un muerto entre las chabolas". "Llegaron y se fueron. Los agentes nos decían que nos entendían, pero ni por esas".
Una pareja que pasea al perro nos avisa que no es el único lugar donde residen okupas y campan a sus anchas. Nos conducen justo a otra vía cercana. La calle Palencia, paralela a calle Jaén, también es testigo de un asentamiento okupa. "Estaban en un edificio y ahora se han ido a este que es más cómodo", nos comenta un vecino.
El sentir del vecindario es claro. Tienen la esperanza de que con la llegada de las elecciones haya un cambio legislativo para que los okupas no se vean favorecidos por las leyes. "Saben que pueden estar tranquilos porque es muy difícil echarlos. Algún día esto tendrá que cambiar", nos transmite una anciana con tristeza.