La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal nació a finales 2013, en el marco del refuerzo de la estabilidad presupuestaria introducido con la reforma del artículo 135 de la Constitución Española. Este organismo, presidido por José Luis Escrivá, pretende evaluar la senda de política económica que sigue nuestro país con informes puntuales sobre distintas cuestiones, como la evolución del crecimiento, el cumplimiento de los objetivos presupuestarios o la eficiencia de distintas partidas de gasto.
Precisamente en este último punto entra el programa de spending review que coordina la AIReF desde junio de 2017. Esta revisión del gasto fue pactada un año antes por PP y Ciudadanos en el segundo punto del acuerdo de investidura que permitió la reelección de Mariano Rajoy como presidente del gobierno. Las labores de análisis se desarrollan de forma externa, con el trabajo de consultores que apoyan la tarea desempeñada por los casi cuarenta técnicos de la organización.
En total, el gasto en subvenciones y gasto asimilado que está evaluando la AIREF ronda los 33.000 millones de euros. Hablamos de un monto ligeramente superior al déficit público con el que España cerró el año 2018. Por tanto, eliminar estos subsidios y programas de gasto permitiría alcanzar un superávit fiscal de forma inmediata.
Auditoría de gasto
Los capítulos de gasto que está analizando la AIReF incluyen 10.721 millones en "farmacia no hospitalaria", 5.133 millones en "economía, comercio y trabajo", 3.712 millones en "transporte" o 3.439 millones en "sanidad, educación y servicios sociales". También se estudian 1.835 millones dedicados a "servicios generales", 1.566 millones consignados a "ocio y cultura" o 1.183 millones para "combustible, energía y construcción".
De momento, los resultados preliminares confirman que hay grandes bolsas de ineficiencia en los presupuestos de nuestras Administraciones. Según los primeros avances del spending review que ha dado a conocer la AIReF, en el ámbito de las políticas de empleo se gastan 6.000 millones de euros de forma descoordinada y con resultados muy mediocres en materia de colocación, mientras que en el terreno de los préstamos a la industrialización se observan tasas de mora de casi el 25%.