La caída de las expectativas electorales de Podemos ha llevado a que muchos pierdan interés por conocer sus propuestas. Creo que es un error. Por disparatadas que puedan parecer algunas de las ideas económicas de los chavistas españoles, son las que pondrán sobre la mesa en una eventual negociación para la investidura de Pedro Sánchez.
Ciudadanos fue determinante en la estabilidad del gobierno de Rajoy con 32 diputados. De hecho, fue Albert Rivera, en un cálculo equivocado (pensó que forzaría nuevas elecciones), quien precipitó la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa al retirar su apoyo a Rajoy. Al menos por ahora, todas las encuestas otorgan a Podemos más de 32 escaños, por lo que ratifico mi impresión de que su papel no puede menospreciarse.
Además, hemos visto en los últimos meses que Pedro Sánchez no duda en tomar medidas temerarias si eso le permite mantenerse en el poder. Por lo tanto, me parece que las propuestas económicas de Podemos pueden estar poniéndose en práctica, al menos de forma parcial, dentro de pocas semanas. Por eso conviene tomarlas en serio.
El plan económico de Podemos se centra, como no cabe esperar otra cosa, en una intervención a gran escala de la economía, simultánea con un aumento de la presión tributaria y del gasto público. El déficit fiscal no les preocupa: insisten en reducirlo de forma más pausada. Incluso, conservan su viejo anhelo de derogar el artículo 135 de la Constitución (el que establece el principio de estabilidad presupuestaria).
En cuanto a los impuestos, quieren crear uno específico para la banca, otro para la compra y venta de acciones y bonos ("tasa Tobin"), otro para grandes fortunas y subir el IRPF (eliminar deducciones, unificar la tarifa para las rentas del trabajo y del ahorro, etc.). Siempre se han mostrado favorables a los impuestos sobre Sucesiones y sobre el Patrimonio, por lo que la actual posibilidad que tienen las autonomías para rebajarlos sería limitada o suprimida.
Es difícil cuantificar el aumento del gasto público porque, en este caso, "gastar todo lo posible" parece ser la guía. Solo con poner en marcha una renta básica (600 euros/mes, incrementada según número de hijos), rebajar la edad de jubilación y derogar las últimas reformas al sistema de pensiones, la sostenibilidad de las finanzas públicas estaría en entredicho.
¿Generar confianza para intentar compensar el efecto de esas medidas y que no se resienta la inversión? En absoluto. Podemos quiere derogar la reforma laboral, tomar el control de las empresas (que ellos consideren) "estratégicas" mediante fondos de inversión soberanos y bloquear las oportunidades que surgen en torno a las nuevas tecnologías (frenar la "uberización de la economía", en sus palabras).
Por supuesto, ya no hablan de expropiación ni de propiedad común de los medios de producción. El marketing político ha cambiado esas expresiones por otras que suenan mucho mejor: "economía del bien común", "economía social", "fiscalidad verde", etc.
¿Cómo es posible que puedan creer que unas medidas así podrían tener resultados positivos? Más aún teniendo en cuenta las debilidades de la economía española (elevadas deudas pública, privada y exterior, alto desempleo, estancamiento de la productividad, etc.).
Partamos de la base: Podemos es un partido antisistema. Es decir, quiere acabar con nuestros sistemas político (monarquía parlamentaria) y económico (capitalismo) para reemplazarlos por alguna versión de república "popular" bolivariana, en la que el Estado tenga control total sobre la economía. Por eso, intuyo que estas ideas económicas no están concebidas para funcionar (crear empleo y riqueza), sino para erosionar el sistema. Viéndolas así, tienen todo el sentido. Que un partido de Estado, el PSOE, parezca dispuesto a ponerlas en marcha, es un símbolo de los graves riesgos que nos acechan. Ojalá que las urnas eviten su concreción.
Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados (@diebarcelo)