Llega la campaña electoral y, como ya suele ser habitual, la izquierda política propone subir los impuestos para, con el aumento de recaudación que esperan lograr, elevar el gasto público. Pero, ¿qué efectos tiene esta política presupuestaria?
Un reciente estudio de los economistas Gil, Martí, Morris, Pérez y Ramos arroja luz sobre el caso de nuestro país. Según esta investigación, un aumento de los impuestos en un 1% del PIB hace caer la producción potencial un 1,3% en tan sólo un año.
Además, según el mismo estudio, una subida de impuestos indirectos, como el IVA, es más perjudicial para el PIB que una de impuestos directos, como el IRPF o el Patrimonio.
Aunque el efecto es significativo, las subidas de impuestos afectan más negativamente a países como, por ejemplo, Estados Unidos, donde, según otro estudio de la Universidad de California, una subida de impuestos del 1% del PIB lo hace decrecer un 3% al cabo de 2 años y medio.
Y lo peor es que, a las negativas consecuencias de las subidas fiscales sobre el PIB, se suma el perverso efecto del incremento del gasto público. Un estudio de los economistas Folster y Henkerson muestra cómo un aumento de 10 puntos porcentuales de gasto público causa un decrecimiento de entre el 0,7% y el 0,8% en los países ricos.
Y un segundo informe elaborado por Antonio Afonso y Davide Furceri, centrado en la OCDE y la UE, demuestra que el aumento del gasto público es negativo para la economía y, de hecho, resulta aconsejable reducir el tamaño del estado para lograr un mayor crecimiento del PIB.
¿Por qué importa el crecimiento?
Sin embargo, a pesar de estas evidencias, algunos destacan que el objetivo del gasto público no es generar crecimiento, sino ayudar a los más pobres. Así pues, vamos a observar la relación entre crecimiento económico y aumento de la renta de los más pobres.
Utilizaremos para ello el estudio de Roemer y Gugerty, de la Universidad de Washington Seattle. Según esta investigación, que analiza 26 países en vías de desarrollo, el crecimiento del PIB per cápita está fuertemente relacionado con el aumento de la renta per cápita del 20% y el 40% más pobre de la población.
Además, concluye que "países que experimentaron un rápido crecimiento económico, como Hong Kong, Corea, Malasia e Indonesia, vieron crecer la renta per cápita del 20% y 40% más pobre de su población significativamente".
En conclusión, al contrario de lo que proponen los partidos de izquierda como PSOE y Podemos, las subidas de impuestos son negativas para todos los ciudadanos, pues frenan el crecimiento económico, y, aunque el dinero recaudado se utilice para aumentar el gasto, las políticas presupuestarias expansivas se acaban traduciendo en un mayor decrecimiento. Pero lo más importante es que, a la vista de los datos expuestos, la mejor alternativa para beneficiar a los más pobres no es la redistribución fiscal a través del estado, sino impulsar el crecimiento del PIB.