Reino Unido se está salvando de la quema europea. Mientras en el viejo continente los indicadores adelantados muestran un panorama cada vez más sombrío y cercano a la recesión, la economía inglesa tocó techo en el último trimestre del año pasado y los datos adelantados dibujan un escenario positivo para el país:
- El índice PMI manufacturero, que mide la actividad del sector industrial, repuntó hasta los 55 puntos básicos en el mes de marzo. La senda refleja una ligera tendencia al alza. Cabe recordar que Alemania, Francia, Italia y España están por debajo de los 50 puntos básicos, que delimitan la recesión económica.
- El empleo sigue marcando máximos, donde el empleo de carácter privado es el principal impulsor. Los últimos datos ofrecidos por la ONS, correspondientes al mes de diciembre de 2018, reflejan una creación de más de 400.000 puestos de trabajo en el sector privado, de los cuales 209.000 se han creado en el último trimestre del año. La tasa de paro se mantiene en el 4%.
- El último dato de PIB mensual ofrecido por la Oficina Nacional de Estadísticas de Reino Unido muestra un crecimiento mensual del 0,5%, notablemente por encima de lo mostrado durante el año pasado.
El listado de indicadores en positivo, como pueden comprobar, es extenso. Y llama especialmente la atención porque se está produciendo en un momento de máxima incertidumbre por la falta de acuerdo para el Brexit y una cada vez más probable salida desordenada de Reino Unido de la Eurozona. Theresa May sigue sin encontrar un acuerdo a nivel interno y eso dificulta seriamente las negociaciones con la Unión Europea. En definitiva, la buena evolución del país se produce a pesar del Brexit, que resta capacidad de crecimiento y de atracción de capitales y ha provocado muchas salidas de empresas nacionales.
Esta anómala situación, que pasa desapercibida en nuestro país por unas elecciones impregnadas de hipocresía y demagogia, se produce, "casualmente", en paralelo a una bajada progresiva de impuestos en Reino Unido durante los últimos años. El IRPF en Reino Unido tiene tres tamos: 20% para rentas menores de 34.500 libras; 40% para rentas entre 34.500 y 150.000; y 45% para rentas de más de 150.000. Las últimas reformas redujeron el tipo marginal máximo desde el 50% al 45% en 2014; y sucesivas rebajas de la tributación de dividendos en 2016 y 2017. El Impuesto de Sociedades, por su parte, ha pasado de un 28% en 2010 al 19% actual, con un compromiso por parte del Gobierno de Reino Unido de rebajarlo al 18% en 2020.
Cuando los intervencionistas ven este tipo de evidencias, siempre acuden a lo mismo. "Casualidad" no es "causalidad". Y es cierto. Pero no es menos cierto que las "casualidades" se acumulan a lo largo de la historia y de la geografía mundial. Reino Unido tiene una brecha fiscal 5 puntos por debajo de la OCDE, una evolución claramente a la baja y es el noveno país en el que es más sencillo hacer negocios, según el Banco Mundial.
Pero hay más. Reino Unido no sólo está creciendo en un entorno de máxima incertidumbre y mientras el resto de Europa se asoma a la recesión. ¿Adivinan? También está incrementando su recaudación pública. Según el informe "Taxation Trends in the European Union", elaborado por la Comisión Europea, es el noveno país de la Unión Europea que más recauda por IRPF y el décimo por Impuesto de Sociedades. Según HMRC, organismo encargado de recaudar impuestos, la recaudación en 2018 ha sumado un nuevo récord histórico. La recuperación "coincide" (de nuevo, casualmente) con la bajada de Sociedades en 2010 y el proceso de liberalización económica del país.
El Gobierno de Reino Unido no sólo es capaz de apostar por una receta que ha funcionado prácticamente allá donde se ha implementado (las bajadas de impuestos), sino que es lo suficientemente responsable como para no dejarse llevar por los cantos de sirena y preparar las finanzas públicas del país para el invierno.
Comparando lo que llevamos de año financiero actual (abril 2018 a marzo 2019) con el pasado, se observa una reducción en el déficit público del 44%, hasta los 23.100 millones de libras. Esto supone un déficit que podría llegar a situarse incluso por debajo del 1% del PIB. La senda de reducción desde el año 2009 es evidente, y con ella la normalización de la deuda pública. El último dato de febrero de 2019 refleja una reducción de 186.000 millones de libras desde febrero de 2018, por lo que la ratio de deuda pública se situaría en el 74,1%, casi 8 puntos de descenso con respecto al 2018.
Y, por medio, Reino Unido ya subió tipos en agosto de 2018. El "populismo fiscal", como a los intervencionistas cazadores de votos y depredadores de riqueza le gusta llamar a las bajadas de impuestos, está funcionando en un país que lo tiene todo en contra. Incluso, como parte de la Unión Europea.
España puede volver a un crecimiento del 4% y a tasas de paro que registren mínimos históricos. Pero para ello debemos aprender de los países que lo están consiguiendo, y no de los que ya están en recesión o van a entrar en ella en breves, como Italia o Francia. Lo que les puedo asegurar es que los viernes sociales, un agujero de 28.000 millones de euros en el presupuesto, un déficit que se va a disparar y la colección de desincentivos al empleo y a la actividad privada no es que nos acerque a Italia, sino que lo hace , en el mejor de los casos, a la España de 2008.
Por supuesto que se puede crecer de forma sostenible siendo parte de la UE. Es más. La Unión es el marco más adecuado para hacerlo. La responsabilidad está a nivel país y, por tanto, los éxitos y los fracasos. Esperar a que vengan a solucionar nuestros problemas es la receta perfecta para multiplicarlos.