La Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife pretende desviar al recientemente construido puerto de Granadilla, ubicado en el sur de la isla, tareas de mantenimiento y reparación naval, pero el problema es que dicha ubicación carece de las condiciones necesarias para efectuar dichas tareas, de modo que las empresas afectadas amenazan con marcharse, con la consiguiente pérdida de dinero y empleo que ello pudiera ocasionar.
El comité de empresa de Tenerife Shipyards ha advertido en las últimas semanas de que la Autoridad Portuaria es reticente a que continúe operando en sus instalaciones Ensco, la principal empresa mundial en extracción de gas y petróleo, lo que a su juicio implicaría una pérdida de 50 millones de euros en tres años.
Tenerife Shipyards es la empresa local que realiza los trabajos de mantenimiento y reparación de los buques perforadores de Ensco. Según indicaron fuentes de la compañía a Efe, la Autoridad Portuaria interpone "continuas dificultades" a Ensco para que desvíe su actividad al puerto de Granadilla o al de Las Palmas. Tenerife Shipyards indica que Ensco tenía la intención de establecer su base operativa de reparaciones para África occidental en el puerto de la capital tinerfeña durante un periodo inicial de tres años, pero la Autoridad Portuaria no está de acuerdo, poniendo en riesgo el contrato y los cientos de empleos comprometidos.
"Ante estos hechos, que consideramos de extrema gravedad y que ponen la guillotina sobre nuestras cabezas porque nos condena a perder puestos de trabajo, expresamos nuestra más firme disconformidad y exigimos a la Autoridad Portuaria que cambie urgentemente de postura facilitando a Ensco su permanencia en Santa Cruz de Tenerife", añadieron las fuentes. Al respecto, precisaron que en Tenerife Shipyards trabajan de forma estable unos 80 trabajadores pero esta cifra asciende a casi 300 cuando se realiza un encargo de reactivación, como es el proyecto que había contratado Ensco para dentro de un mes.
Una reactivación de una plataforma o buque petrolífero consiste en poner a punto los equipos para una próxima perforación, y después de que haya pasado un tiempo "en espera, en frío", lo que supone un coste de entre 5 y 15 millones de euros en función de los trabajos que haya que hacer. Para esta labor hace falta mucho personal porque el trabajo se realiza de día y noche para acabar en plazo y que el buque o plataforma pueda partir hacia el punto de perforación.
Si se permite que Ensco abandone el puerto de Tenerife se quedará otra vez "vacío" y tendrán que cerrar las empresas y talleres de reparación naval, que habían "empezado a despertar", con el daño que supone para los puestos de trabajo y servicios anexos de restauración, hoteles, consignación y aprovisionamiento, agregaron las fuentes.
Una cuestión política, no técnica
Según la fuentes consultadas por este periódico, la decisión de trasladar a Granadilla este tipo de operaciones responde más a cuestiones políticas que técnicas. En primer lugar, porque el argumento de la congestión del puerto de Tenerife no se sostiene, ya que su actividad está muy por debajo de su capacidad real. Y, en según término, porque el puerto de Granadilla, cuya construcción ha comprometido una fuerte inversión pública, está a un porcentaje ridículo de su capacidad, y lo que se pretende es forzar el traslado de buques a esta ubicación para tratar de justificar la obra.
El problema, en este caso, es que el citado puerto del sur carece de las condiciones necesarias para poder llevar a cabo las tareas de mantenimiento y reparación de buques. "El viento no permite muchas veces ninguna operación; tienen que estar continuamente propulsándose hacia el muelle por culpa del viento; y, además, no hay nada alrededor -el puerto está en medio de la nada, a 60 km de Santa Cruz-. No hay ni empresas, ni pueblos ni hoteles", de modo que las empresas afectadas rechazan esta opción.
De hecho, las plataformas de Pacific, con 4 barcos perforadores, se macharon a Las Palmas de Gran Canaria porque sabían que el puerto de Granadilla no es viable. Lo mismo sucede con Ensco, que pretendía instalar su base operativa en el puerto de Tenerife durante tres años, pero, ante las dificultades que está imponiendo la Autoridad Portuaria, se plantea abandonar el proyecto, con la consiguiente pérdida de dinero y empleo.
Los problemas con Granadilla ya se veían venir desde hace tiempo. Ya en 2009, la Plataforma de Defensa del Puerto de Santa Cruz de Tenerife pedía a las instituciones que, "en un ejercicio de sabiduría política", paralizasen el puerto de Granadilla, a su juicio "un proyecto devastador, innecesario, técnicamente injustificable y que esconde el pelotazo del siglo".
Según argumentaban entonces los máximos responsables de esta entidad, la autoridades políticas fomentaron el abandono "deliberado" del puerto de Tenerife para justificar "una obra innecesaria". "El puerto de Granadilla ni va a ser un negocio ni va a ser para el mundo, y otra falacia es la de tocar la sensibilidad de los que están en paro, porque no va a generar puestos de trabajo", siendo, además, "inviable" desde el punto de vista técnico porque el viento haría inoperativa la maniobra de los barcos.
Igualmente, denunciaban que se había ideado intencionadamente someter al puerto de Tenerife "al desorden y al caos absoluto" para, después, comprar terrenos en Granadilla a poco más de un euro el metro cuadrado que, posteriormente, se vendían a más de 180.