La exministra de Empleo Fátima Báñez anunció hace un par de semanas que abandonaba la política para iniciar una nueva etapa en el sector privado, pero su mayor legado, la reforma laboral de 2012, pervivirá como una de las claves que impulsó la creación de empleo y la reducción del paro en España, tras sufrir la mayor destrucción de puestos de trabajo desde la posguerra.
De hecho, Báñez puede presumir de haber dejado una de las carteras más complicadas de asumir durante la crisis con varios récords históricos en materia laboral, desde el alto ritmo de creación de empleo logrado hasta el crecimiento ininterrumpido de la contratación indefinida o el hecho de que todo el avance del PIB se tradujera en nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, tras nueve meses en el poder, el Gobierno de Pedro Sánchez está diluyendo algunos de estos logros, a la vista de los datos cosechados hasta el momento.
1. La creación de empleo se frena
Báñez dejó el cargo el pasado verano habiendo recuperado un total de 2,77 millones de puestos de trabajo desde el peor momento de la crisis. Es decir, algo más del 80% del empleo destruido durante los largos años de recesión. Además, la afiliación registró en mayo del pasado año un aumento histórico, con más de 237.000 nuevos afiliados.
Pero, desde entonces, el panorama ha empeorado, ya que en estos meses se han destruido 27.300 empleos, frente a la creación de 18.000 puestos registrados en el mismo período del año previo. La histórica subida del salario mínimo interprofesional (SMI) o el incremento de las cotizaciones sociales han empezado a hacer mella. El pasado enero, por ejemplo, la afiliación sufrió el peor dato en ese mes desde 2014 y, desde entonces, se han destruido 135.000 empleos, un 40% más que en el mismo período de 2018.
2. Cae el trabajo indefinido
Cuando Báñez llega al Ministerio de Empleo, la contratación indefinida se desplomaba a ritmos del 30% interanual, pero cuando lo dejó crecía más de un 19%. Además, logró el período más largo de aumentos interanuales de la contratación indefinida desde que existen registros, con un total de 52 meses de subidas ininterrumpidas. La mayor flexibilidad que posibilitó su reforma, los menores costes de despido o las rebajas de cotizaciones diseñadas para estimular la creación de empleo fijo, como la tarifa plana de 100 euros y el posterior mínimo exento de 500, explican esta buena evolución. Tanto es así que en el último trimestre de 2017, España ya había logrado recuperar todo empleo indefinido destruido por la crisis, con más de 960.000 puestos.
En la actualidad, por el contrario, la contratación indefinida no sólo no sube, sino que ha empezado a caer por primera vez desde el inicio de la recuperación económica (-3,2% en febrero), poniendo así fin a un total de 60 meses de aumentos interanuales.
3. El paro juvenil empeora
La Estrategia de Emprendimiento, la Garantía Juvenil o el impulso de la FP Dual son algunos de los planes específicos que puso en marcha Báñez para tratar de mejorar la situación laboral de los más jóvenes. Cuando la exministra salió del Gobierno, el empleo juvenil crecía el doble que la media nacional (6,8% frente al 3,1% interanual). Asimismo, su tasa de paro se redujo en más de 20 puntos desde el comienzo de la recuperación, pasando del 55,5% a principios de 2014 al 34,7% a mediados de 2018. Además, la contratación indefinida entre los jóvenes avanzaba a un ritmo superior al 20%.
Bajo el mandato de su sucesora en el cargo, Magdalena Valerio, los datos han empezado a empeorar. El aumento del paro juvenil se ha triplicado, acumulando más de 21.000 desempleados menores de 25 años entre enero y febrero, frente a los 7.700 del mismo período de 2018. Y su ritmo de creación de empleo también se está desacelerando.
4. Se rompe el diálogo social
Otra importante diferencia a tener en cuenta es la ruptura del llamado "diálogo social" entre Gobierno, patronal y sindicatos. Báñez firmó numerosos acuerdos con la CEOE, UGT y CCOO, incluido un plan para elevar el SMI de forma paulatina entre 2018 y 2020 en función del crecimiento del PIB y la creación de empleo. Sánchez, sin embargo, apostó por la vía unilateral para aprobar la mayor subida del SMI de la historia (22%), fijándolo en 900 euros al mes, con el rechazo frontal de los empresarios.
5. La industria destruye empleo
Por último, el legado de Báñez se tradujo en creación de empleo en todos los sectores y, muy particularmente, en la industria. De hecho, su reforma laboral fue clave para el mantenimiento de las inversiones en las plantas automovilísticas radicadas en España.
Como resultado, la industria de la automoción fue la primera en generar empleo tras el fin de la recesión, a finales de 2013. En total, se crearon unos 367.000 puestos de trabajo en el sector industrial durante la recuperación, y, a mediados del pasado año, el empleo en este sector crecía a un ritmo del 3,2% interanual, por encima de la media de ocupación (2,8%).
La política industrial de Sánchez, caracterizada por su particular guerra al diésel, ha conseguido justo lo contrario: en el último trimestre del pasado año, se destruyeron más de 17.000 empleos en la industria; y este sector es ahora el único que destruye empleo a nivel interanual.