Llega a España una moda con sello neoyorkino: los implantes de barbas. Barbilampiños e imberbes están de suerte si desean lucir una barba como dios manda para el resto de la vida. El negocio de los injertos capilares se encuentra en pleno auge en el territorio ibérico. Si bien la estética hipster tiene que ver en este crecimiento de tratamientos que repueblan zonas sin pelo en el varón, hay que destacar también que llevar barba implica connotaciones positivas como estatus, presencia y poder. Los ejecutivos americanos pronto se dieron cuenta que cerraban contratos con mayor facilidad cuando se dejaban crecer la barba y no sólo en el ámbito de las finanzas. Veamos.
Cientos de consultas para 'ponerse' barba
En la Clínica de Cirugía Estética Larrarte de Madrid, el teléfono no ha dejado de sonar en los últimos años con una demanda común entre los clientes: ¿Pueden ponerme barba? La doctora Claudia Larrarte nos explica cómo el volumen de citas para este tipo de operaciones estéticas faciales se ha disparado desde hace dos años hasta hoy: "Tenemos estudiantes residentes de medicina que son imberbes al terminar el MIR. Ellos nos cuentan que al entrar en las habitaciones para atender a los pacientes en los hospitales apenas tienen credibilidad porque aparentan ser muy jóvenes sin pelo en la barba. Recuerdo un chico en concreto al que no lo dejaban operar ni suturar puntos porque parecía que tenía quince años y ni los médicos se fiaban de él", señala.
"Sin embargo, se injertan pelo y obtienen credibilidad y estatus entre los pacientes y sus compañeros doctores. El vello en el rostro causa respeto y los chicos que terminan su especialidad de medicina así nos lo aseguran. Nos cuentan que las indicaciones médicas que recomiendan a sus pacientes son más tenidas en cuenta cuando llevan barba que cuando no", nos comenta la experimentada cirujana.
Otra de las razones de peso para gastarse los cuartos en un trasplante de barba es "el aumento de la autoestima y sentirse más masculinos y viriles", destacan desde el centro médico. "Hay hombres que sufren a la hora de conquistar a una mujer si ella se da cuenta que es lampiño. Los pacientes llegan preocupados porque dicen que ligan menos que sus compañeros barbudos", apunta la doctora Larrarte.
Cierto es que en un principio la técnica de injerto capilar se utilizaba para personas que habían padecido algún tipo de herida facial, acné o enfermedades de la piel. De este modo, "se rellenaban los huecos vacíos con parte del pelo extraído del cuero cabelludo". Uno de los pacientes, que prefiere no dar su nombre, precisamente se va a someter a esta intervención quirúrgica para buscar simetría en su cara: "El vello no me crece igual por algunas zonas y no hay manera de que pueda dejarme una barba en condiciones. Trabajo como agente inmobiliario y me he percatado que los compañeros con barba cierran más operaciones de venta que yo. Quizás sea mi percepción o me estoy obsesionando con el asunto, el caso es que ya no es sólo por cuestiones laborales, yo me veo más guapo con barba que sin ella, así que aquí estoy, dispuesto a que me digan cómo va el proceso y lo que cuesta", relata este candidato a barbudo a Libre Mercado.
Tanta relevancia ha adquirido en la cultura occidental el hecho de lucir vello facial que los varones no temen a una operación de entre 2 y 6 horas. "El tiempo y el precio dependen del caso de cada paciente, el volumen de barba que desee y la discontinuidad genética de pelo y, además, no duele, aunque hay casos en los que, si hay molestias, recetamos analgésicos", aclara la médico especialista.
El precio por barba entera oscila entre 5.000 y 6.000 euros en España. Eso sí, estas cantidades corresponderían a los casos donde más alopecia barbil haya. Si el paciente sólo necesita más pelo para disimular lugares donde existe discontinuidad, entonces el implante rondaría desde los 1.000 hasta los 3.000, según la dificultad para el médico.
La pregunta del millón –¿se caerá?–, la resuelve rápido Larrarte. "Para nada. Te afeitas normal y vuelve a salir como si fuera tu vello. De hecho, lo es. Se extraen del cuero cabelludo folículo a folículo y se injertan en la cara respetando el ángulo del crecimiento del cabello. Los resultados son totalmente naturales, merece la pena porque lo máximo que dura la operación son seis horas en los casos de barba frondosa y completa, pero no más", refleja la experta.
La revolución barbuda
Un informe del centro médico de cirugía estética Svenson señala que tan sólo sus profesionales clínicos realizan 1.000 implantes capilares al año. Los microinjertos se han convertido en la industria principal, desbancando otro tipo de intervenciones que están perdiendo fuelle, como el bótox. La guerra contra la alopecia gana en ambos sexos y los cirujanos no dejan de sacar e introducir pelo, ya sea para combatir la calvicie, ya sea en bigote, barba, cejas o cuero cabelludo. Larrarte especifica que a nivel mensual "implantan entre dos y tres barbas" en su centro, "algo que hace tres años no se hacía jamás", determina la doctora.
Además, el mercado ibérico ha entrado con fuerza, ya que las ofertas y facilidades de pago de los tratamientos llegan a ofrecer lucir "barba masculina y viril" por 50 euros al mes o pelazo por unos 70 euros mensuales. "Quien es calvo hoy en día es porque quiere", añade el joven agente inmobiliario que espera que le pongan "una barba como la de su abuelo". Ni que decir tiene que, visto lo visto, es evidente que en el siglo XXI los adelantos tecnológicos sanitarios en el ámbito privado han conseguido que a nadie se le caiga el pelo y, si es así, se lo puede volver a poner. Quién lo diría.