En mayo de 2009, con la economía española en caída libre, la doctora en Ciencias Económicas, Marta Pérez-Cameselle, se sumergió en la hemeroteca y rescató alrededor de medio centenar de ocasiones en que el gobierno de Rodríguez Zapatero negó la crisis o rebajó su alcance real. "España está a salvo de la crisis", decía el presidente en agosto de 2007, entre alegras promesas de "pleno empleo".
Casi una década después, la economía española vuelve a experimentar un cambio a peor coincidiendo con el desembarco del PSOE en La Moncloa. Las cifras de crecimiento, la evolución de la industria, la creación de empresas, la creación de empleo privado o los índices de confianza de los consumidores refuerzan la tesis de que estamos ante un cambio de ciclo que, dependiendo de las políticas que se apliquen, supondrá un enfriamiento o incluso el preludio de una crisis.
El caso es que los socialistas no parecen estar muy preocupados por esta cuestión y ya se han lanzado a desplegar una retahíla de argumentos negacionistas, comunicados por los voceros de cabecera del sanchismo económico. Quizá el caso más notable de todos es el de Daniel Fuentes, un asesor del presidente que afirmó recientemente que "la economía no se ha frenado, sino todo lo contrario".
Otro de los argumentos que ha empleado Fuentes en su cruzada para defender al presidente que le puso a sueldo del erario público tiene que ver con el flojo desempeño de la Eurozona en comparación con España. En las filas socialistas parece haber calado el argumento, puesto que Pedro Saura lo ha empleado recientemente en un debate económico organizado por La Sexta.
La tesis viene afirmando que la brecha de crecimiento entre España y la Eurozona se ha ensanchado en los últimos meses. Efectivamente, esto es técnicamente cierto. Sin embargo, para entender el dato hay que ponerlo en perspectiva, puesto que hay tres cuestiones esenciales que ponen de manifiesto lo absurdo que resulta hacer este tipo de afirmaciones:
- Primero, compararse con la Eurozona en el momento actual implica medirse contra una Alemania estancada, una Francia que solo crece al 1% o una Italia que está en recesión. De modo que los modelos con los que se compara el PSOE son países que atraviesan un momento muy delicado.
- Segundo, el hecho de que la diferencia con la Eurozona haya aumentado no significa que España está creciendo más, sino que la caída de la actividad en el resto de países ha sido aún mayor. No estamos ante un país que despega más que los demás, sino ante una caída generalizada que, en nuestro país, ha sido algo menos grave.
- Tercero, el ritmo de crecimiento de la economía española heredado por Pedro Sánchez era claramente superior al del resto de países de la Eurozona, de modo que la ventaja en términos de crecimiento proviene de la etapa anterior.
De manera que el nuevo argumento estrella del PSOE para negar la crisis parece toparse de bruces con la realidad, puesto que hay al menos tres razones de fuerza para rechazar tal interpretación de la desaceleración que vive España.