El crecimiento de la economía española se frena, la política expansiva del Gobierno de Pedro Sánchez aumentará el forma sustancial el déficit púbico y, en caso de no corregirse la actual senda, el país corre el riesgo de sufrir males mayores si surgen nuevas turbulencias en el horizonte. Estas son las tres grandes alertas que incluye el Banco de España (BdE) en su informe trimestral de la economía española publicado este miércoles.
El PIB crecerá un 2,2%
En cuanto a las previsiones económicas, el regulador financiero ha ratificado que el PIB crecerá un 2,2% este año, frente al 2,5% registrado en 2018, para, posteriormente, moderarse hasta el 1,9% en 2020 y el 1,7% en 2021. Así pues, el avance de la economía nacional se reducirá casi un 30% en comparación con 2017, cuando el PIB aumentó un 3%. El Gobierno coincide con el BdE en su proyección de crecimiento para este año, si bien para el próximo estima un avance del 2,2% (tres décimas extra) y del 2,1% en 2021 (cuatro décimas más).
Asimismo, el primer trimestre habría arrojado un crecimiento del 0,6%, a un ritmo similar al cosechado a lo largo de 2018. Pese a ello, el BdE advierte de la "notable pérdida de vigor" que han sufrido las exportaciones en los últimos meses debido a las perturbaciones exteriores. Aunque la entidad prevé que España siga creciendo gracias a la relativa mejora de la competitividad lograda durante la crisis, la laxa política monetaria del BCE o el desapalancamiento del sector privado, también indica que la desaceleración económica se irá intensificando hasta 2021 por la progresiva atenuación de la política monetaria, la moderación del consumo de las familias y, a medio plazo, por el fin de los estímulos fiscales. En comparación con las proyecciones precedentes, el cambio más relevante es el empeoramiento de la exportaciones, con una revisión a la baja de 0,9 puntos porcentuales en términos acumulados en los tres próximos años.
Igualmente, la creación de empleo se moderará tras el "notable dinamismo" de los últimos años. Como resultado, la tasa de paro se situará en el 14,2% este año (una décima menos que la estimación de diciembre), mientras que en 2021 bajará al 12,3%. Y en cuanto a los precios, estima que el IPC general subirá de media un 1,2% este año, cuatro décimas menos que lo estimado con anterioridad, si bien espera que el repunte de los costes salariales aumentará la inflación subyacente (sin alimentos ni energía) de forma gradual desde mediados de este año, tras la moderación con que ha arrancado 2019.
Déficit del 2,5%
Sin embargo, el mayor palo al Gobierno de Pedro Sánchez radica en su política presupuestaria. La prórroga de los Presupuestos Generales del Estado en 2019 y el aumento del gasto público mediante la aprobación de decretos hace que la política fiscal adopte un "tono expansivo". El resultado es que se incumplirá por mucho el objetivo de déficit del 1,3% acordado con Bruselas para este año. En concreto, el BdE pronostica que el déficit se situará en el 2,5% en 2019 (frente al 2,4% de la anterior estimación), apenas dos décimas menos que el pasado ejercicio, duplicando así el límite previsto. Esta brecha rondará el 2% en 2020 y el 1,8% en 2021, en línea con el pronóstico previo.
El director general de Economía y Estadística del BdE, Óscar Arce, se ha mostrado "un pelín insatisfecho" con la reducción del déficit durante la presentación del informe, al temer "otro año en barbecho" para la consolidación fiscal. Y respecto a la deuda pública, el supervisor prevé una reducción "muy gradual", hasta situarse en el 95% del PIB en 2021, insistiendo así en la necesidad de alcanzar cotas más "manejables".
España sigue siendo vulnerable
Hasta aquí, el escenario central que baraja el BdE. El problema es que existen riesgos "a la baja" que no se pueden ignorar. A nivel externo, tanto la incertidumbre asociada al Brexit como la guerra comercial entre EEUU y China podrían dañar aún más las exportaciones españolas. Asimismo, aunque las últimas turbulencias generadas por Italia "no han tenido una traslación tan intensa en la deuda española y portuguesa", Arce ha advertido de que si Italia se enfrenta a un escenario peor que el actual, con un tensionamiento financiero "grave", le afectará "mucho" a la zona euro y, por consiguiente, a la economía española.
A nivel interno, por su parte, el informe advierte de que "persiste un elevado grado de incertidumbre acerca de la orientación futura de las políticas económicas y, en particular, en torno al proceso de ajuste fiscal (que es necesario para reducir el elevado endeudamiento público, que continúa suponiendo una de las principales fuentes de vulnerabilidad de nuestra economía) y a la adopción de medidas que permitan elevar el crecimiento potencial de largo plazo".
Además, el BdE señala que la actual fase expansiva requiere "mantener las ganancias de competitividad frente al resto del mundo alcanzadas a lo largo de los últimos años", y, por ello, "sería deseable que la magnitud de las alzas salariales se acompase a las circunstancias concretas de cada empresa o sector y, en particular, a los crecimientos de productividad, evitando subidas generalizadas para el conjunto de la economía, desligadas de esas condiciones específicas". Por último, "los mecanismos de fijación de precios y de salarios deberían permitir retener un grado de flexibilidad suficiente como para adaptarse, en caso necesario, a un entorno de mayor desaceleración de la actividad, al objeto de limitar las eventuales pérdidas de actividad y empleo", añade.
Por toro ello, el BdE concluye con el siguiente recado al Gobierno: "La agenda futura de las políticas económicas en España debe orientarse hacia la reducción del grado de vulnerabilidad de la economía ante eventuales perturbaciones y el fomento del crecimiento potencial, por lo que debe incluir ineludiblemente la necesidad de retomar el proceso de consolidación presupuestaria y la adopción de medidas que favorezcan un funcionamiento más eficiente de los principales mercados de productos y factores".