Desde que el socialista Pedro Sánchez llegó a La Moncloa, la firma de contratos fijos se ha desplomado. Así lo constatan las estadísticas del ministerio de Trabajo, que muestran una clara tendencia negativa en la segunda mitad de 2018 y los primeros meses de 2019. De hecho, este indicador ya está en números rojos, puesto que el mes de febrero se cerró con un descenso del número de empleos indefinidos generados en relación con el año anterior.
Libre Mercado ha analizado de forma exhaustiva los efectos de la reforma laboral de 2012. Este diario ha comprobado que la flexibilización del mercado de trabajo ha mejorado la empleabilidad de jóvenes y mayores, ha aumentado significativamente el número de ocupados que tiene un contrato fijo, ha recuperado todo el empleo fijo destruido durante la crisis y ha facilitado que el trabajo temporal se convierta en la puerta de entrada al empleo indefinido. De hecho, si nos fijamos en la creación de empleo ocurrida desde 2012, encontramos que la mitad de los puestos de trabajo que se vienen generando desde entonces son de naturaleza permanente.
Es más: si acotamos el análisis a los últimos años, vemos que casi siete de cada diez nuevos contratos son de duración indefinida. El saldo neto de la reforma laboral muestra que el empleo indefinido ha subido al 73%, por encima del 66-67% en el que se movió durante los años de la burbuja. Por tanto, parece evidente que el marco laboral heredado por el gobierno de Pedro Sánchez no es un impedimento para la creación de empleo de calidad, sino todo lo contrario.
No obstante, la cruda realidad muestra que la evolución de la contratación indefinida está resintiéndose notablemente desde el cambio de gobierno. La mejor forma de comprobarlo es repasar el aumento interanual que han experimentado estas fórmulas de contratación durante los últimos doce meses de la serie estadística que elabora el ministerio de Trabajo.
Así, en febrero de 2018, la firma de contratos indefinidos subió un 15,4% respecto al año anterior. En marzo, el aumento fue del 8,4%, mientras que en abril se produjo una subida del 25,2%. Mayo marca el último mes de Gobierno de Mariano Rajoy, con un repunte del 19,6%. Por tanto, la salida del poder de los populares se produce tras meses de fuerte crecimiento de la contratación de indefinidos. Sin embargo, esa tendencia se rompió conforme el gobierno de Pedro Sánchez fue desgranando sus medidas económicas.
En junio, julio y agosto, la pretendida moderación de Pedro Sánchez y la campaña de verano del sector privado coinciden con un repunte de la contratación indefinida, que sube un 15,9%, un 25,1% y un 33,4%. Sin embargo, el arranque del curso político en septiembre puso de manifiesto la voluntad del Ejecutivo de disparar el intervencionismo en el ámbito laboral y fiscal. En consecuencia, la firma de contratos indefinidos empezó a bajar de forma acelerada.
En septiembre, la subida fue del 20,8%. Un mes después, en octubre, el aumento cayó al 19,6%. Más acusado fue el descenso de noviembre, cuando el diferencial frente a 2018 pasa a ser del 15,7%. Esa tendencia a peor se mantiene en diciembre, cuando la subida es del 10,5%. No obstante, lo peor aún estaba por llegar, puesto que en enero se dio un magro crecimiento del 4,9% y en febrero se registró un descenso del 3,2%.
Pero no solo se resiente el empleo indefinido, sino que el conjunto del mercado de trabajo está mostrando signos de debilidad. En los dos primeros meses del presente ejercicio, España ha perdido 136.000 afiliados a la Seguridad Social y las listas del paro han "engordado" en 87.000 personas. Una evolución francamente preocupante que pone de manifiesto el deterioro económico que vive España desde que llegó al poder el Ejecutivo socialista.