No es fácil digerir los excesos monetarios de los últimos años. Desde comienzos del siglo XXI, los principales bancos centrales del mundo han reducido sistemáticamente sus tipos de interés y han expandido significativamente sus balances. Primero con la excusa de evitar una crisis y después apelando a la necesidad de resolverla, el dinero barato ha sido la respuesta desde hace casi veinte años.
Si analizamos la base monetaria que circula en la economía estadounidense vemos que las cifras quincenales rondaban los 600.000 millones de dólares en el año 2000, pero se dispararon notablemente en los ocho años siguientes, hasta alcanzar los 800.000 millones de dólares. Esta expansión financió la burbuja inmobiliaria y terminó conduciendo al sector financiero a una dura crisis que contagió al conjunto de la economía norteamericana, cuyo deterioro tumbó también a las economías europeas.
Pero si aquella expansión ya fue notable, más aún lo ha sido el espectacular repunte del balance de la FED motivado por los programas de expansión cuantitativa. La base monetaria quincenal de Estados Unidos, que llegaba a 875.000 millones de dólares en septiembre de 2008, subió de forma reiterada en los años que siguieron, hasta triplicar sus niveles llegado el año 2015-2016. Lo vemos en el siguiente gráfico, desarrollado con cifras de la FED por la consultora Laffer Associates que dirige el célebre economista estadounidense Arthur B. Laffer:
Solo en 2008, la base monetaria se incrementó en 822.000 millones de dólares. En 2009, la subida fue de 348.000 millones, mientras que en 2010 hubo un leve recorte de 8.000 millones que sirvió de anticipo para un aumento de 594.000 millones en 2011, 54.000 millones en 2012, 1,028 billones en 2013 y 213.000 millones en 2014.
La política monetaria empezó a cambiar de signo entonces. En 2015, el dinero en circulación en la economía estadounidense se contrajo por un monto equivalente a 82.000 millones de dólares. Un año después, en 2016, la caída fue de 306.000 millones. Sí es cierto que 2017 rompió esta tendencia y añadió 313.000 millones, pero en 2018, con Jerome Powell a la cabeza de la FED, la retirada supuso un descenso de 450.000 millones. Lo vemos en la siguiente tabla de Laffer Associates:
En la actualidad, el balance de la FED atesora activos valorados en niveles cercanos al 20% del PIB, la mitad que el 40% del PIB observado en los libros del Banco Central Europeo, cuyo tamaño no ha parado de crecer de manera acelerada desde 2015.