El primer borrador presupuestario de la Administración Trump fue presentado ante la opinión pública en marzo de 2017. El magnate inmobiliario acababa de llegar a la Casa Blanca y empezaba su gestión con una propuesta híbrida en la que incluía aumentos y reducciones de gasto, por un monto equivalente a reducir los presupuestos en 63.000 millones de euros.
Pese a la mayoría de representantes republicanos en la Cámara y el Senado, el poder legislativo rechazó los planes de Trump en 2017 y volvió a seguir el mismo camino en 2018, año de reválida electoral para muchos parlamentarios. Ahora, la Casa Blanca enfrenta una situación compleja: los ingresos fiscales se han mantenido pese a la importante rebaja impositiva aprobada a finales del primer año de la legislatura, pero los gastos han seguido creciendo, arrojando un saldo presupuestario negativo que implica un ensanchamiento del déficit y un mayor endeudamiento federal.
Ante semejante panorama, Trump ha anunciado un plan presupuestario que pretende reducir el gasto con la mirada puesta en la aminoración gradual del descuadre fiscal. El poder ejecutivo quiere que el Congreso reduzca en 2,7 billones de dólares el gasto público, pero plantea un horizonte de quince años para materializar dicha caída.
Desde que Trump ha llegado a la Casa Blanca, la deuda pública ha seguido aumentando. Para ser precisos, el Tesoro americano debe ahora 22 billones de dólares, 2 billones más que hace un bienio. El reto de cerrar este agujero, heredado de George W. Bush y Barack Obama, ha motivado importantes tensiones entre la bancada republicana y los representantes demócratas. A los primeros se les acusa de no hacer nada contra el déficit en los dos años en los que gestionaron las asamblea con mayoría. A los segundos se les echa en cara el nefasto legado de Barack Obama en materia de deuda y déficit, así como su insistencia en mantener un gasto excesivo.
Una reducción de gasto del 5%
Para equilibrar el presupuesto, Donald Trump propone al Congreso un tajo del 5% en todos los ministerios, salvo el de Defensa. Las proyecciones de la Oficina de Gestión Presupuestaria indican que los planes del presidente lograrían un superávit relativamente tardío, puesto que ingresos y gastos no terminarían de casar hasta 2034.
El grueso de la conversación mediática está girando en torno a la propuesta de ampliación del muro fronterizo con Estados Unidos. Sin embargo, el coste de esta medida es de 8.600 millones de dólares, de modo que su implementación o rechazo no va a cuadrar las cuentas de un gobierno que cada vez desembolsa más recursos en forma de transferencias y gasto social.