Sorpresa en Cabify. La compañía de vehículos de alquiler con conductor (VTC) ha anunciado este martes su vuelta a Barcelona. La empresa ha explicado que lo hace adecuando su servicio de vehículo de alquiler con conductor (VTC) a las nuevas "restricciones" aprobadas por el Gobierno regional, que obliga a contratar uno de estos coches con una antelación mínima de quince minutos.
Con esta barrera, la Generalidad ponía contra las cuerdas tanto a Cabify como a Uber en la región, ya que su modelo de negocio está basado en la inmediatez con la que los clientes solicitan el vehículo para efectuar sus viajes. Tanto es así, que ambas empresas habían dejado de operar en Cataluña tras este atentado contra su actividad.
Pero Cabify ha logrado elaborar una argucia para saltarse esta prohibición. Su plan consiste en que hará firmar a sus clientes catalanes un contrato por sus servicios que tendrá una duración de un año, aunque los usuarios podrán romperlo cuando quieran, según han explicado fuentes de la compañía a Libre Mercado.
El objetivo de este contrato anual es que, como ya ha habido un contrato previo, los viajeros sólo tendrán que esperar los 15 minutos la primera vez que soliciten un coche con las nuevas condiciones. Después, todas las solicitudes de coches se podrán hacer de forma inmediata. Y así le ha comunicado las nuevas cláusulas a sus usuarios. La empresa Prestige and Limousines será la encargada del contrato que sortea la norma catalana.
En un comunicado, Cabify ha dicho que vuelve a la Ciudad Condal a pesar de "no estar conforme" con las nuevas reglas de juego. Asimismo, dice confiar en que los tribunales anulen la regulación aprobada por el Gobierno regional. "De lo contrario, Cabify volvería a verse forzada a plantearse su continuidad en Calatuña", avisó la firma fundada en 2011 por Juan de Antonio. Tras el decreto ley que regulaba las VTC hace un mes en la región, quedaron en el aire los empleos de sus 3.000 conductores.