Por mucho que Sánchez quiera negarlo, por mucho que se niegue a dar datos económicos en sus respuestas parlamentarias o en sus comparecencias, la realidad es tozuda y cada dato que se publica muestra que la economía española se está desacelerando de manera muy importante en los últimos meses.
El conjunto de medidas que está aprobando o que va a aprobar en los consejos de ministros que restan hasta las elecciones pueden suponer un serio quebranto para la economía española. El del sector energético, que pretende apostar sólo por las renovables y eliminar la energía nuclear, constituye un alto riesgo para la economía española.
Ese riesgo viene de la mano del incremento en el recibo de la luz que supondrá para los hogares, pues esa apuesta por unas energías tan deficitarias y fracasadas en su aplicación económica como son las renovables no es barato. Ya lo intentó Zapatero y el resultado fue un gran agujero deficitario. Ahora, el recibo volverá a subir, mermando la renta disponible de los consumidores. Si el consumo se había ralentizado a casi la mitad en su ritmo de crecimiento, pasando de crecer un 0,8% a crecer un 0,5%, este incremento lo reducirá todavía más, y hay que recordar que el consumo supone alrededor de dos tercios del PIB por el lado de la demanda.
Del mismo modo, pone en riesgo la industria española, donde se emplean alrededor de 2,5 millones de personas. Su intensidad en el consumo de energía hace que el incremento de la factura energética suponga una elevación de costes que merme la capacidad económica y productiva de las empresas, con riesgo de cierre en muchas de ellas.
Por si estas medidas no fueran pocas, la amenaza de revertir la reforma laboral en sus puntos esenciales supondría una vuelta atrás en el mercado laboral, introduciendo de nuevo rigideces eliminadas para bien, como demuestra la creación de 3 millones de puestos de trabajo.
Todo eso contribuirá a ralentizar más la economía. Si recientemente podíamos comentar la desaceleración en el avance del PIB, en la creación de puestos de trabajo en la EPA, y en la destrucción de empleo que mostraba la afiliación a la Seguridad Social de enero, donde se destruyeron 6.800 empleos al día, hasta sumar casi 205.000 en todo el mes, ahora vemos que cada indicador que se publica confirma la desaceleración, que, en algunos casos, ya tiene cierta intensidad.
De este modo, el indicador de actividad del sector servicios ve desacelerar su crecimiento en 2,3 puntos, pasando a crecer un 2,1% interanual desde el crecimiento del 4,4% del año anterior.
Lo mismo sucede con una rama de actividad tan importante para la economía española como es el turismo, que representa, directa e indirectamente, entre el 11% y el 14% del PIB nacional. Pues bien, las pernoctaciones se desaceleran 0,9 puntos y crecen sólo el 0,4% interanual, mientras que el número de viajeros crece sólo un 1,9% interanual, es decir, 1,1 puntos menos que el año anterior.
Especialmente importante es la caída en las pernoctaciones y en número de viajeros de los residentes, lo que denota un empeoramiento de las expectativas económicas de los nacionales, que deciden destinar menos recursos al turismo. Así, las pernoctaciones de nacionales caen un 2,3% y el número de viajeros nacionales disminuye un 3%.
Y especialmente abrupta la caída es en la industria. Ya veíamos cómo evolucionaba el Índice de Producción Industrial, pero el último dato de cifra de negocios en la industria y de entrada de pedidos es preocupante.
Esa desaceleración es importante en términos interanuales, tanto en la cifra de negocios de la industria, que cae un 2,4%, como en la entrada de pedidos en la industria (que se queda en el 0%), pero es que la cifra intermensual representa ya una desaceleración muy pronunciada, que muestra que el efecto de la política de Sánchez y la inseguridad y desconfianza que genera están empeorando las expectativas, que desaniman la inversión en sectores tan esenciales como la industria.
Así, en intermensual, la cifra de negocios cae un 13,2% y la entrada de pedidos un 25,9%. Son cifras muy relevantes que denotan que la desaceleración en un sector, la industria, donde son tan importantes las expectativas por requerir de cuantiosas inversiones, está ralentizándose de manera acelerada por empeoramiento de dichas expectativas económicas.
La industria, que es el segundo sector por importancia económica en España, muestra, con esta caída la ya importante desaceleración de la economía española según van teniendo efecto las políticas de Sánchez.
En definitiva, por mucho que Sánchez huya de la realidad o pretenda ocultarla, el efecto de sus políticas está perjudicando ya muy seriamente a la economía española, y las medidas que quiere aprobar en estos momentos finales de la legislatura parecen indicar que, ante su posible salida del Gobierno, quiere dejar una situación muy difícil para cuando, después de las elecciones, gobierne el Partido Popular.