El Financial Times se reunió recientemente con Paulo Guedes, el flamante super-ministro económico de Brasil. Este Chicago Boy goza de la máxima confianza del presidente de su país, Jair Bolsonaro, y está convencido de que el gigante país americano puede convertirse en el nuevo referente del liberalismo económico.
"Estamos creando una sociedad abierta, siguiendo el modelo propuesto por Karl Popper". Así de tajante fue Guedes cuando el diario británico le preguntó por su modelo de país. A renglón seguido, se refirió al aumento de la delincuencia bajo los gobiernos del Partido de los Trabajadores: "Llegamos al poder en una situación difícil. En 2017 hubo 64.000 asesinatos violentos. No podemos criticar a Bolsonaro por defender una política de mayor seguridad ciudadana. Eso es precisamente lo que ha demandado el pueblo brasileño".
Guedes afirma en el FT que su enemigo "son las ideologías que ignoran las cifras y los datos. Me veo como un científico que debe aplicar el conocimiento disponible a su trabajo". Su cartera ministerial supervisa departamentos de vital relevancia como Hacienda, Comercio, Empleo, Industria y Desarrollo, de modo que sus declaraciones afectan directamente al futuro de la economía brasileña.
"Somos el país número 130 en el Índice de Libertad Económica. Para el Banco Mundial, ocupamos el puesto 128 en el ranking que mide la facilidad para hacer negocios. ¡Por Dios! Eso es intolerable. Mi objetivo es duplicar la calificación que obtenemos en dichos informes", señala en su conversación con el Financial Times antes de proponer una reforma fiscal, una rebaja del gasto y un plan de privatización de activos públicos.
Guedes fue un tecnócrata liberal en el Chile de Pinochet y luego se trasladó a Brasil para trabajar como profesor universitario, gestor de fondos y analista económico en medios. Conoció a Bolsonaro hace poco más de un año, pero se entendieron desde un primer momento. "Tuvimos 20 años de dictadura. Después hemos tenido 30 años de socialdemocracia. Que lleguemos los liberales es una buena noticia para Brasil", señala.
Su plan es desarrollar una "perestroika liberal. La clase media necesita un marco de estabilidad y crecimiento. El sistema está corrompido. Lula da Silva acaba de recibir su segunda condena por irregularidades de todo tipo". Por el mismo camino va la sucesora del líder izquierdista, Dilma Rousseff, que también dejó el poder acorralada por la Justicia brasileña
"El modelo del dirigismo económico está acabado. De hecho, no solo nos empobreció sino que permitió el problema de corrupción que nos vamos a tener que encargar de limpiar", explica. "La economía va a crecer más rápido y vamos a generar mucho más bienestar, pero no somos magos, hay muchos daños que reparar y el proceso exige primero coraje para aprobar las reformas que hacen falta", zanja Guedes.